Soplan ciertos aires de cambio en Telecinco, sobre todo tras el buen recibimiento de El Príncipe, alabado por el mismísimo David Trueba, fenomenal en los Goya por cierto, en esta colaboración con El País. Con la cancelación de Abre los ojos y la renuncia a poner en marcha el nuevo programa de Jordi González, algo huele a fresco en la cadena y solo la extensión de la duración de Mujeres y Hombres y Viceversa en sustitución de De buena ley, un teatrillo de gritos y demandas que sin embargo iba acompañado de un trasfondo legal real que podría resultar ilustrativo y algún estreno sin sentido aparente, nos recuerda que hay otro público que satisfacer y que a todos los príncipes les puede salir una hermana incómoda.
Y es que esta noche, tras el estreno del segundo episodio de El Príncipe, sin lugar a dudas, la serie mimada de la cadena, se emite Los ojos de Belén, una apuesta por seguir encumbrando a esta estrella de serie B, sin la que Telecinco ha demostrado poder sobrevivir sin problema alguno, cuyo ego se sigue alimentando, al tiempo que su billetera, haciéndonos creer que es ejemplo o representación de una parte de la sociedad española, mientras ella chilla, insulta, demuestra no tener educación y estar protegida por todo el mundo que la rodea, que considera que dar ejemplo de superación es lo que hace esta señora cada día en televisión.
Originalmente emitido como segmento aparte en Sálvame, Los ojos de Belén son una serie de reportajes en los que la colaboradora viaja por el mundo mostrando otras realidades, otra sociedades que ella misma descubre junto con el espectador. En este caso concreto, según ella misma dice para darle contexto a la serie que la precede, como si de un telonero se tratara, esta semana la veremos en Marruecos, pero ya se anuncian próximas entregas dedicadas a la crisis en Galicia (no me preguntéis por qué en Galicia, no me pidáis que lo vea) o a hacerse un Cuarto Milenio, con la visita a lugares conocidos por sus fenómenos paranormales (igual se encuentra a sí misma en algún vórtice).
No entiendo a qué cabeza pensante se le ocurre emparejar estos dos programas, dañando de esta manera la imagen de una serie que podría conquistar tanto a los seguidores habituales de la cadena como a sus detractores, siempre dispuestos a encontrar la más mínima excusa para machacar y atacar todo lo que sale de Mediaset. Los ojos de Belén puede resultar divertido para algunos, enternecedor para otros y un auténtico despilfarro de credibilidad para quienes quieren darle una oportunidad a El Príncipe en particular y la cadena en general. Conmigo que no cuenten, para ver gente haciendo cosas raras fuera de su entorno prefiero ver a los amish en Nueva York.
Entiendo que choca verlos juntos pero yo no le veo tanto problema, ya que no estoy de acuerdo en que Belén vaya a «manchar» la imagen de El Príncipe, quizás si fuese delante podría pasar… Pero el público menos Sálvame que vea El Príncipe simplemente apagará la tele cuando acabe la ficción, mientras que las señoras a las que también reclama la serie se quedarán pendientes de la otra princesa, la del pueblo. No olvidemos eso, que El Príncipe va potente hacia las mujeres con ese espectro de chulazos para todas las edades… Con Los ojos de Belén convierten en la noche en un reclamo doble para que aquellas que dudaban si seguir o no con la serie decidan quedarse 😉