La pasada semana TVE anunciaba la no renovación de Redes, el programa de televisión minoritario más conocido de La2. Como era de esperar, no faltaron las lamentaciones y las críticas y, aunque efectivamente, es una pena que desaparezca un programa tan peculiar como este, puedo entender la decisión, incluso apoyando la necesidad de que existan estos y otros programas de divulgación científica, aunque apenas sean vistos.
Y es que, principalmente, Redes ha cumplido un ciclo. Que sí, que es importante que se hable de ciencia, pero el carisma y la particular personalidad de Eduard Punset, tan magnética en sus primeros tiempos, han dado paso a la rutina y la monotonía. Uno puede ser un gran comunicador, un gran cerebro, pero además, debe ser capaz de mantener al espectador con cierta tensión, con un grado de enigma, con pasión. ¿Por qué a los estudiantes se les ponen diferentes profesores a lo largo del día? No solo porque sean especialistas en sus distintas materias, también por la importancia del refresco, del cambio de cara, del paso a un tono diferente.
Redes ha sido, y seguirá siendo, pues sus entregas son fácilmente revisables, un excelente programa de ciencia, pero en televisión hay que renovar caras y estilos y, si se trata de hacer llegar al espectador algo más que entretenimiento, con mayor motivo.
El anquilosamiento era ya muy evidente, por no hablar directamente de repetición.
Espero que vengan otros.