Excelente el trabajo que ha hecho Canal Plus con la producción de España en serie, un repaso a la ficción nacional desde sus inicios, dónde hemos podido recordar grandes series de todos los tiempos y escuchar a algunas de las figuras más grandes de la escena española y a otros recién llegados pero igualmente relevantes. Concebido como un producto en cuatro entregas, divididas en función del tipo de personajes que lideran las series, nos han regalado un episodio final llamado La industria en el que, al margen de los títulos concretos, productores y guionistas hablan sobre la situación general del sector y las dificultades que afrontan.
Ha sido solo en esta cuarta entrega donde hemos visto los roces existentes entre unos y otros en televisión, especialmente los enfrentamientos que a menudo se suceden entre productoras y cadenas, entre creadores y responsables de ficción, que no siempre tienen el mismo objetivo, ni los mismos datos, ni siquiera el mismo interés por tenerlos en cuenta. Desde las críticas a la falta de medios económicos a la ausencia de riesgo por parte de las cadenas, descubrimos una retahíla bien argumentada de defectos de la industria de nuestros tiempos, que incluye también el desconocimiento del perfil de una cadena por parte de quienes solo ven el producto que están creando, o la falta de reconocimiento de los guionistas.
De entre todas las críticas vertidas por unos y otros, la que más me ha llamado la atención, la que suena con una lógica aplastante, es la de la figura del showrunner, un elemento crucial en la producción de una serie, parte del equipo responsable de la misma y que, sin embargo, nunca tiene la última palabra sobre los posibles cambios a introducir en rodaje, que han de pasar por la cadena, con la consiguiente paralización de la grabación. Se quejan así algunos productores de las veces en que, en pleno rodaje, han visto que una escena no funciona, que un determinado actor no da la talla o no puede seguir por el camino originalmente trazado y como, algo que podría solventarse en el momento, con un cambio sobre la marcha cuando se ve cual es el problema y este puede resolverse rápidamente, las cosas terminan enquistándose al no contar con la necesaria aprobación de este cambio por parte de los directores de ficción de las cadenas, que no están presentes en el set. Así, lo que podría suponer un avance con un cambio que no lleva más de unos minutos, se convierte en una gestión de horas o incluso días, que termina ni siquiera proponiéndose y tirando para delante con lo inicialmente previsto.
No discuten los productores la autoridad de la dirección de ficción de los canales para tomar este tipo de decisiones, sino la ausencia de los mismos en los sets de rodaje, donde surgen estas cuestiones, donde deben resolverse en apenas minutos. Una crítica muy interesante y que nos hace comprender algunas de esas cosas que vemos en las series y que nos hacen preguntarnos, en no pocas ocasiones, cómo es posible que errores de casting o escenas que no funcionan de ninguna de las maneras, salten tanto a la vista del espectador y en cambio hayan pasado por el ok de la producción.
Desde luego, no me había dado cuenta de eso. Dibuja algo nuevo hoy! Gracias a su información! http://www.kizi4game.com