Soy una fornicadora. Me echo perfume y llevo zapatos de tacón, características inequívocas de las fornicadoras. O eso dice un señor, de profesión imán, en la televisión pública de Ceuta.
Tras semejante despropósito de declaraciones, las lógicas críticas no se han hecho esperar y, mientras los políticos utilizan esto para tirarse los trastos a la cabeza, una vez más, otros apuntan a una sibilina trama para desprestigiar al propio imán y a las personas que piensan como él.
En conversación ayer con unos amigos, ceutí él y residentes ambos en Ceuta durante décadas, me comentaban que la comidilla en la ciudad era precisamente esa, que después del escándalo provocado por la barbaridad que sale de la boca de este señor, muchos afirmaban que es mejor escuchar esto directamente de quienes son líderes de opinión de determinados colectivos, que aplicar una censura previa que solo sirve para fomentar el desconocimiento de una determinada manera de pensar que es muy peligrosa, que supone una amenaza para la mujer y que podría hasta ser ilegal, por suponer una apología de la violencia de género. Y me hizo pensar.
Efectivamente, la corrección política, la lógica prudencia en quienes tienen responsabilidad a la hora de elegir a quienes participan en los medios de comunicación o en la información que se replica y distribuye, hace que en muchas ocasiones vivamos en un mundo irreal, uno en el que, por no dar altavoz a ideas despreciables, puede llegar a parecer que no existen y podemos perder la perspectiva.
¿Es mejor concienciar a la gente de que algunas ideas no tienen cabida en la sociedad eliminándolas de los medios aunque sigan existiendo, o sería más adecuado publicarlas abiertamente para que podamos mostrar nuestra contrariedad y rechazo y, sobre todo, ser conscientes de que están ahí, acechando? Por supuesto, no planteo la posibilidad de darle un programa a todos los grupos con ideas radicales, contrarias a la ley o sospechosas, pero sí me pregunto si no estaremos agravando la situación de algunas mujeres, en este caso, cuando censuramos y escondemos determinadas ideas y actitudes que las oprimen, haciéndolas sentir incomprendidas y no escuchadas cuando sus maltratadores y opresores son escondidos por los medios, ignorados, como si la realidad en la que viven no existiera y nadie fuera consciente del infierno en el que pueden llegar a vivir.
Por mucho rechazo que nos pueda producir escuchar ciertas cosas en televisión, máxime si se trata de una televisión pública, es posible que la concienciación ciudadana sobre ciertos asuntos sea mayor así que escondiendo «los problemas». No estoy segura.
No estoy de acuerdo para nada contigo.
Una cosa es que existan estos tipos de individuos con sus ideas retrogradas de hace 1000 años y otra es darle espacio en una television publica para que haga su propaganda porque segun tu, no hacerlo seria vivir de espaldas a la realidad.
Las personas no somos tan idiotas y sabemos perfectamente en que mundo vivimos y que tipo de doctrina tienen todas las religiones y no nos hace ninguna falta que aparezcan tipejos a llamarnos putas en las televisiones y menos en una television publica que la pagamos todos.
Una cosa es no informaran del hambre en Africa o de las guerras en Oriente Medio para evitar que la gente se enterara, entonces si que te daria la razon.
Yo estoy en contra de que las religiones entren en nuestra television, sea en la cadena que sea, porque para eso ya estan las iglesias, mezquitas, etc …..