Difícil abordar esta entrada sin hacer primero una reseña personal sobre el terrible accidente de ayer en Santiago, pero es muy difícil. El descarrilado es un tren que he utilizado en casi un centenar de ocasiones a lo largo de mi vida, un tren en el que mi hija hacía ese mismo trayecto hace apenas seis días, imposible no sentirse identificada con todos aquellos a los que hoy les ha cambiado la vida para siempre. Caminar anoche por las calles de La Coruña y ver a todo el mundo pendiente de las televisiones en los bares o sin apenas levantar la cabeza de sus móviles impresionaba, que esta mañana haya amanecido un día gris y lluvioso, después de más de quince días sin ver caer agua, como si el cielo no pudiera aguantar las lágrimas, solo incrementa la tristeza y hace difícil pensar en escribir algo que no sean palabras de duelo, pero ahí vamos.
Tras conocerse la noticia, las televisiones iban lanzando información sobre lo ocurrido de forma más o menos acertada, pero lo más criticado era la incapacidad de las principales cadenas para interrumpir su programación y hacer un seguimiento al minuto de lo que estaba ocurriendo. Las comparaciones con otras tragedias ocurridas fuera de nuestro país que sí recibían atención inmediata y arrancaban programas en directo con imágenes y declaraciones desde el lugar de los hechos eran inevitables.
La incapacidad para reaccionar de algunas de las principales cadenas puede leerse desde muchos puntos de vista, pero creo que la diferencia esencial con otras coberturas recientes como el atentado de la maratón de Boston (para el que sinceramente no recuerdo si las principales cadenas interrumpieron su programación) parece clara: es muy sencillo reunir a cuatro tertulianos en un plató y pinchar la señal que emiten desde las televisiones norteamericanas, se tarda 10 minutos en montar un programa así. Cuando eres tú el que tienes que proporcionar las imágenes, ya no es tan fácil: hay que montar unidades móviles, convocar a los profesionales de la zona para que lleguen al lugar del accidente, salvar los problemas de tráfico derivados de la afluencia de servicios de emergencia, por no hablar de la necesidad de estudiar un poco el terreno antes de hacer una conexión o proporcionar imágenes sin sentido. Eso no es una excusa para que no se hagan las cosas bien, pero sí una explicación coherente a por qué se hacen más tarde que cuando se trata de un suceso fuera de nuestro país.
La más preparada ante esta eventualidad es, lógicamente, TVE, que con sus centros territoriales, por muy mermados que se encuentren, siempre tiene más medios técnicos y humanos que el resto de cadenas, especialmente en un día como el de ayer, previo al día grande Santiago, que siempre recibe especial atención informativa por parte de la cadena pública. Sin embargo, tampoco La 1 parece que haya estado a la altura de lo que demandaban muchos espectadores, que pedían un especial informativo con actualizaciones continuas, algo desde mi punto de vista discutible cuando se tiene un canal de noticias 24 horas destinado a cubrir la información. La noticia estaba siendo atendida, todos los espectadores tienen acceso al canal ¿deben las dos cadenas emitir lo mismo en estos momentos? Creo que no, que La 1 puede limitarse a actualizar datos contrastados sobreimpresionados en pantalla y remitir a la cobertura en directo que esté haciendo su canal hermano y no por ello está quitando importancia o gravedad a lo ocurrido. Quizá en este país estemos poco acostumbrados a seguir la información en directo en canales 24 horas, y no me extraña con la poca oferta que hay.
En momentos como este, acertar es terriblemente complicado. Siempre hay alguien que demanda más información de la que los medios pueden dar, menos morbo del que algunos proyectan, profesionales que aporten su opinión fundamentada en conocimientos técnicos y datos claros y contrastados a la velocidad de twitter. Encontrar la medida justa entre ambas cosas es muy difícil, casi diría imposible, aunque está bien que como espectadores exijamos que se haga adecuadamente.
Esto no ha hecho más que empezar, los próximos días los datos de la investigación se sucederán, las culpas empezarán a repartirse y los políticos pronto dejarán de estar a la altura de las circunstancias. Mientras todos vuelven a su naturaleza, muchas personas no recuperarán jamás a sus seres queridos y su dolor se hará insoportable a medida que vayan siendo conscientes de su pérdida. La medida y el correcto tratamiento de la información no ha de limitarse a las primeras 48 horas, ha de estar ahí para siempre. No lo olvidemos.
Creo que mi opinión se aproxima más a lo que dicen aquí:
http://www.vayatele.com/informativos/ridiculo-absoluto-de-rtve-en-la-cobertura-del-accidente-ferroviario-en-galicia