Ayer no pude ver el estreno de Campamento de verano y, por tanto, la super sorpresa que Telecinco nos tenía preparada con la incorporación de Lucía Etxebarría al grupo de concursantes no llegaba a mi ojos hasta bien entrada la madrugada, cuando daba un repaso a twitter antes de irme a dormir. Me pareció genial.
Que alguien en la cadena o la productora haya conseguido un personaje como este para su programa trash del verano es un exitazo, es un ¡zas en toda la boca! a muchos de los intelectuales que van por el mundo de guays, de seres superiores, pero que a la primera oportunidad de hacer un dinerito, dejan sus principios y sacan los otros, los que tienen de repuesto para estas ocasiones.
El problema no es que un intelectual decida participar en un programa de estas características, una decisión completamente personal y una vivencia que puedo entender perfectamente le apetezca vivir como experiencia vital, incluso podría darle pie a escribir una novela basada en hechos reales o una serie de reportajes de investigación sobre como se viven estas cosas desde dentro. Hasta intentar ser la nueva Mercedes Milá, reivindicativa y luchadora, con una nueva camiseta cada día que alzara la voz sobre los problemas que atraviesa España, pero orgullosa de la oportunidad, de formar parte de un gran altavoz como es la tele, como hace la Milá (pero sin enseñar las tetas, por favor). Se me ocurren decenas de motivos por los que no tiene nada de malo participar en un programa así, que no hace daño a nadie y que entretiene y divierte a muchos millones de espectadores, le pese a quién le pese. Y si encima te pagan una pasta…
Lo que me parece lamentable es que, después de firmar su entrada, la escritora se permita el lujo de publicar una carta a sus lectores en la que justifica su entrada en el programa para cumplir deudas con la hacienda pública y se dedica a ir de víctima, a lloriquear porque la vida no le ha dejado otra opción que participar en un programa que detesta. «No me quedaba otro remedio» llega a decir de forma literal. Con lo digno que hubiera sido decir «voy porque me da la gana» o «voy por la pasta ¿qué pasa?». Eso por no entrar a juzgar el hecho de que el fisco la acuse de deber una pasta gansa a Hacienda, algo que ella niega y en lo que por tanto no me atrevo a entrar, o que en su carta hable del mal genio en una mujer como síndrome premenstrual» en un comentario que, hecho por un hombre, le habría costado toda suerte de críticas por machismo.
Se puede ser crítico con determinados programas de televisión, se pueden afirmar muchas cosas sobre ellos, pues efectivamente hay algunos que no son nada edificantes, por muchos espectadores a los que entretengan, y se puede aspirar a tener una televisión mejor ¡faltaría más! Yo también querría ver Homeland y The Good Wife a todas horas. Lo que no se puede, o queda feo, es participar de un circo y aspirar a que los demás no la juzguemos como al resto de los payasos porque «ella no quería» ¡Venga ya!
Como decía el personaje de Ricardo Darín en 9 Reinas «no faltan putos lo que faltan son financistas «.
Pues ahí está, a esta señora le hace falta dinero y la manera más fácil y cómoda que tiene es la de acudir a ese tipo de televisión que tanto le repugna y de la que tanto ha rajado, se lo tiene merecido que quieres que te diga, «nunca digas de este agua no beberé» es lo que dice el refrán pues que apechugue.
Por otra parte, cada uno consigue el dinero de donde puede/quiere, pero si dice que tiene 2 casas (no vendas la de tu hija vende la otra) que ha ganado varios premios, que firmaba articulos etc… quizás quería (quiere) vivir mejor de lo que su sueldo le permite, y no solo eso sino que quiere seguir viviendo así de bien aunque su escritura no le de para eso.
No he visto el programa aunque a Tele 5 le dará para mucho, a ella tb, entre el programa y demás platós a contar sus penas tendrá para pagar a Hacienda que esa es otra, Messi, Arola, Amancion Ortega, vamos que aqui solo pagamos los mismos,lo ricos ni uno.