Tres días ha pasado el jurado del juicio de Bretón deliberando y tres días han estado los magazines matinales alargando su duración a la espera de un desenlace que no llegaba, con la tensión de pensar que, a poco que Murphy hiciera una de las suyas, lo más probable sería que la sentencia se leyera justo después de desconectar del directo y dar entrada a sus programas enlatados. Tanto Antena 3 como Telecinco pueden dar paso a programas informativos en directo en sus cadenas hermanas, que recogen la actualidad hasta la hora del informativo, lo que supone tener todos los acontecimientos cubiertos en el grupo sin problema, más allá de la necesaria acción por parte del espectador de pasar de un canal a otro, con el riesgo de que lo haga a un programa de otra cadena y quizá sea por esto por lo que ninguna se haya atrevido a dar el paso hasta que las exigencias de la parrilla no han dado otra opción.
Prever cómo se van a desarrollar los acontecimientos en este sentido es imposible, pues todo responde a cuestiones completamente ajenas a los tiempos televisivos, pero echando la vista atrás, parece que en Telecinco sí han tenido en cuenta que la actualidad informativa del verano sí estaría muy marcada por este juicio y posiblemente cuestiones políticas de calado y de ahí la elección de Sandra Barneda como sustituta de Ana Rosa Quintana.
En los últimos años, el magazine de la cadena había sido conducido por Carmen Alcayde junto a los habituales Maxim Huerta y Joaquín Prat. El programa se desarrollaba en un ambiente distendido, muy veraniego y con fuerte presencia de temas del corazón, que los tres presentadores llevaban con mucha soltura. En este caso, y aunque estoy segura de que Carmen Alcayde hubiera sabido llevar un tema de seriedad con la misma profesionalidad con la que participa en el debate de Gran Hermano, no parece que la imagen que proyecta sea de suficiente entidad como para abordar ciertos temas y puede que eso sea lo que la haya apartado de sus tareas de sustituta oficial este año.
Solo estoy elucubrando, pero parece lógico pensar que el cambio de contenidos que la actualidad ha forzado sobre el programa haya sido anticipado por la dirección y de ahí la elección de Sandra, quién por cierto no parece encontrarse muy cómoda en su tarea. En ocasiones la he visto regañar a sus compañeros por actitudes o comentarios personales que no considera apropiados, bien por utilizar el teléfono móvil durante el programa, bien por hacer juicios de valor sobre las intenciones de algunos protagonistas. Por momentos, parece que se encuentre en De buena ley, llamando la atención a los revoltosos colaboradores que entre chillidos, intentan hacer constar su opinión. No sé yo si repetirá.