En un momento crítico del consumo televisivo, parece evidente que herramientas como twitter y otras similares desarrolladas para la segunda pantalla, han sido claves para que este consumo, no solo no decrezca, sino que mantenga una salud envidiable y haya contribuido a los buenos resultados de algunos programas que, de otro modo, habrían pasado sin pena ni gloria por nuestros televisores. En España tenemos casos muy evidentes como los realities ¿Quién quiere casarse con mi hijo? o Un príncipe para Corina, pero también otros sorprendentes como La Voz o el muy comentado biopic Felipe y Letizia, grandes éxitos de la televisión, pero también del comentario social.
Tan importante es lo que se comenta en twitter, que han surgido numerosas empresas dedicadas a medir este impacto en los espectadores, tanto de forma cuantitativa y proporcional al resto de comentarios vertidos sobre programas de televisión, como de forma cualitativa, entrando a valorar el sentimiento que provocan los programas que se comentan, su aceptación media o el pitorreo general en torno a ellos.
Para muchos, el comentario en redes sociales sobre un determinado programa incide directamente en las decisiones sobre lo que ver, hasta el punto de que a la hora de escoger entre dos programas coincidentes en parrilla, son muchos los espectadores que se decantan por el más susceptible de ser comentado online, con sus amigos o con gente que no conocen ni conocerán jamás. Personalmente, es algo que pongo en práctica a menudo, hasta el punto de no ser capaz de ver algunos programas si no es con el portátil a mano. Casos como los mencionados realities de Cuatro no tienen sentido para mí si no es leyendo cómo mis amigos sacan punta a todo lo que allí se dice, como otros miembros del sector audiovisual los disfrutan o critican y cual es el sentimiento general de aquellos que utilizan el hashtag para comentarlo. En estos caso, twitter se ha convertido en elemento imprescindible para el visionado y, por supuesto, ha de ser en directo. Por cierto, que también me permite seguir otros programas que no estoy viendo cuando tengo curiosidad por lo que allí ocurre.
Todos los implicados en esta retroalimentación entre redes y televisión son muy conscientes de la envergadura de este «match made in heaven», una pareja inesperada que parece hecha ad-hoc para un resurgir del consumo televisivo en directo en los tiempos de la fragmentación y el consumo a la carta. Pero, twitter no quiere quedarse ahí y está empezando a considerar un nuevo paso en esta complementariedad: el retardo en los comentarios mostrados. De este modo, los usuarios podrían tener la opción de decidir que twitter les muestre a una determinada hora los comentarios que se han vertido varias horas antes, para así poder ver un programa de televisión grabado al mismo tiempo que disfruta de los comentarios de otros espectadores como si fueran en tiempo real.
Parece una propuesta interesante y muy lógica en EE.UU. donde el consumo de televisión grabada es muy significativo, hasta el punto de ser medido como parte de la audiencia de los programas, y definitivamente, aportaría un interesante complemente a este tipo de visionado. Sin embargo, se pierde una parte esencial del uso de twitter mientras se ve la televisión, el propio comentario, la capacidad de conectar con terceros a través del programa que se está viendo, la posibilidad de retuitear en tiempo real lo que nos parece un brillante comentario o simplemente responder a amigos o desconocidos cuestiones que, en ese momento, nos resultan ocurrentes y procedentes pero que, varias horas más tarde, no tienen sentido alguno. A diferencia de muchas otras herramientas online en las que la proporción entre los que crean contenidos y los que los leen o disfrutan es francamente desigual, twitter y los comentarios vertidos en torno a los programas de televisión emitidos en directo logran igualar las inquietudes de quienes escriben y quienes solo leen y es difícil resistirse a hacer algo más que reír las gracias de los demás. Bien sea con nuestros propios comentarios o reproduciendo lo que de otros nos resulta más ocurrente, twitter despierta en sus usuarios unas necesidades de comunicación que, fuera del tiempo real, tienen poco sentido.
La idea de twitter es buena, pero nada podrá sustituir a una buena sesión de televisión comentada en directo.