Ayer era noticia la gran carrera de Fernando Alonso el domingo en Barcelona y, por supuesto, la gran audiencia de la retransmisión. Los datos son aplastantes, desde el share superior al 44% a los más de medio millón de espectadores sumados sobre el dato de la misma carrera el año pasado. Todo un triunfo de Antena 3 que hace bien en lucir los números, aunque al final se trate de un éxito que nada tiene que ver con lo televisivo.
Las cifras de audiencia que A3 está logrando este año no son fruto de un trabajo mejor que el de años anteriores, en absoluto. Lejos de tener que ver con el programa de televisión que se ofrece, los datos pobretones que la F1 ha tenido en años anteriores son culpa de la falta de competitividad de los Ferrari, del éxito aplastante de un Vettel que desde la jornada de clasificación ya se situaba en una pole que no abandonaba en todo el fin de semana, quitando toda la emoción a la competición, alejando de los espectadores cualquier intención de poner el despertador de madrugada para seguir otro fracaso más de Alonso. Parecido es el caso del fútbol desde que Real Madrid y Barcelona no tienen rivales en la competición liguera, más aún cuando el duopolio quedaba reducido a un solo equipo que, incapaz de perder, hacía inútil cualquier otro resultado de sus rivales.
Las cadenas de televisión están casi obligadas a comprar los derechos de determinadas competiciones que, por lo espectacular y la presencia de españoles con opciones, atraen audiencias millonarias, pero muchas veces debemos tener en cuenta lo frágil de estas, la incapacidad de construir una parrilla y una estrategia basadas en algo que en nada depende de la cadena, de su buen hacer o de su inversión. Una carrera de casi el 50% de share puede convertirse en un agujero por el que caen millones de euros, solo con que uno de los pilotos tenga un reventón o un toque en la primera curva, por no hablar del fiasco que puede suponer que tenga un problema en la clasificación del día anterior que le relegue a los puestos finales o a boxes, un contratiempo que además debe ocurrir de cuando en cuando para garantizar esa tensión que hace grande cualquier competición.
Disponer de los derechos de un deporte en el que hay españoles con opciones, conseguir que la audiencia crezca día a día, es un reto económico y televisivo que puede dar muy buenos resultados, tanto económicos como a nivel de marca, más en este último, pues parece probado que no hay carrera buena que no termine con un agujero en el monedero. Sin embargo, va en contra de las reglas más elementales de la eficacia televisiva, de la construcción de una empresa sólida y rentable pues, da igual lo bien que se haga el trabajo desde el punto de vista de la producción, hay elementos externos que pueden echar por tierra el trabajo de meses. ¿Qué pasaría si Alonso tuviera un accidente que le apartara de las pistas? Y no hace falta que sea un accidente grave, basta con que resbale en la bañera y se rompa un hueso.
Cruzaremos los dedos para que algo así no ocurra, por el bien de todos.
Por una parte te doy toda la razón. Por otra no.
Que éxito de audiencia venga marcado por lo bien que lo haga el piloto español (Alonso en este caso) es una realidad, pero lleva a una estrategia que al final resulta equivocada: sólo se informa y se le presta atención a Alonso, la carrera se presenta buena o mala (en voces de los periodistas de A3) en función de los resultados de Alonso, y por ejemplo quieren y piden lluvia si eso favorece a Alonso.
Sin embargo hay muchos aficionados a la F1 en España, y los hay Alonsistas (en su mayoría) fans de Hamilton, Raikkonen, Vettel… Estos pilotos ganan carreras, pero según los periodistas no son buenas carreras y se les presta menos atención. No se construye apenas en el conocimiento profundo de este deporte, de los otros pilotos, no se crean aficionados reales. Se invierte en el cortoplacismo de Alonso.
¿Qué pasará cuando Alonso se retire? Quizás no haya otro piloto español en la parrilla… y quizás nunca volvamos a ver a un campeón como él en la vida (hoy por hoy, por victorias es el cuarto mejor piloto de la historia). ¿Querrá alguna cadena pagar los costes de las retransmisiones si un público al que le gusten la carreras, independientemente de si hay o no un español en liza?
Hace unos años estuve en el GP de España en el padock de Montmeló. Haciendo fotos le di un pequeño golpe a una señora que se había puesto a mi lado. Resultó ser una señora de asturias, de unos 65 años, a cuyo marido había invitado un patrocinador. Nunca en su vida había visto una carrera en directo. Como apasionado de este deporte no pude dejar pasar la ocasión de tratar de que aquella buena mujer entenderia lo que estaba pasando. Ella sólo veia pasar pilotos y no tenía claro cuál iba primero, quienes eran los doblados, las paradas en boxes… Así que ayudado de mi móvil y mi iPad, le fui contando la carrera «mire ese es Webber, va el primero, y acaba de adelantar a un doblado» Y la señora me preguntaba por Alonso, y por cuantas vueltas quedaban, o porqué Schumacher iba tan restrasado. Al finalizar la carrera me dio las gracias y muy contenta me dijo «esto de la Fórmula 1 me había parecido interesante, pero gracias a tí me ha parecido emocionante y divertido»… Y aquella carrera la ganó Webber 😉
Insisto en que la estrategia de Antena 3 me parece razonable, pero equivocada. Y lo que para nada pongo en tela de juicio es del esfuerzo y dedicación de un gran grupo que hace un excelente trabajo