A nadie ha sorprendido la cancelación del programa de Anne Igartiburu + Gente. Con una audiencia paupérrima desde su comienzo y un intento de reforma que no ha funcionado, el programa más cursi e insulso de la televisión después de Corazón, echa el cierre. Y es que la cursilería ha sido, estoy convencida, la única razón por la que este programa no ha logrado levantar cabeza, a pesar de contar con los mismos colaboradores que otros tantos programas y secciones de otras cadenas que sí lo hacen y pese a que la propia Igartiburu es una profesional que sabe llevar perfectamente varias horas de directo. El problema no es la profesionalidad, son los contenidos y el caracter de quién nos los trae.
Anne es la nuera perfecta, la hija ideal: guapa, con estilo, dulce, madura, responsable… no dice una palabrota, ni sube la voz jamás. Es ideal, tanto que los mismos que querrían tenerla en casa formando parte de su familia, se aburren con ella cuando entra a través del televisor, un aparato del que esperamos emoción, reacción, algunos incluso gritos, muchos algo de tensión y, desde que nació, la gran mayoría: vida.
Anne ha demostrado que no estaba oxidada por un programa en el que solo se da paso a vídeos, como decía una Mariló ahora muy afectada, está encorsetada por el estilo de ese programa, por sus guiones, por su manera de presentar la vida como si fueran páginas del Hola. Mientras en programas de máxima audiencia nos cuentan que un determinado torero es un bebedor empedernido y vemos a otros dar respuestas maleducadas y groseras, para Anne, todos son grandes maestros. Mientras en programas de máxima audiencia se subraya lo extraño de algunas parejas de ricos y famosos y se dice, en muchas ocasiones con evidente falta de respeto, lo que todos repetimos en casa al ver algunas imágenes, Anne y los programas en los que interviene hablan de idílicas lunas de miel y octogenarias ilusionadas por su noche de bodas. No importa que la media de edad de la audiencia de TVE sea mayor, hay cosas que no funcionan y tenemos la prueba evidente.
Es triste que nadie se diera cuenta de esto antes y el programa haya tenido que terminar de esta manera, pero para rematar el despropósito, tan pronto Anne Igartiburu salga de su fallido proyecto, entrará directamente a su antigua tarea como presentadora de Corazón. En mi opinión, un feo detalle de todos los implicados, sobre todo con la que hasta el momento había sido su sustituta, Elena S.Sánchez, a la que ahora se ubica en un proyecto para la sobremesa que a mi juicio solo sirve para justificar su precipitada salida y el poco valor que este detalle parece dar al trabajo que ha venido haciendo desde septiembre.