OJO: Spoilers del episodio S02E10 de Girls
Ya he comentado anteriormente por aquí y constantemente en twitter mi incapacidad para conectar con Girls y mis sospechas de que la edad debe tener algo que ver con este hecho, pues no dejo de ver a gente joven sentirse tremendamente identificados con los problemas de estas jóvenes que no saben lo que quieren y que, en su búsqueda de la felicidad, no dejan de comentar un error tras otro, sobre todo en lo sentimental, que viene a ser la principal trama de la serie.
Pese a todo, sigo viéndola, no sé muy bien por qué, pero intuyo que esta capacidad de despertar en mí la suficiente curiosidad como para seguir dándole una oportunidad de engancharme cada semana dice mucho a su favor, pues lo más sencillo sería ignorar su existencia e invertir esa media hora semanal en algo más entretenido; pero ahí sigo, aunque solo sea para poder «bitchear» sobre ella ocasionalmente.
La primera temporada tuvo un destello de lucidez en el episodio 7, el primero que logró que dejara de fruncir el ceño viéndola y hasta me despertó una sonrisa con el tonto de Adam. Y ha sido precisamente este novio guarro, egoísta y pasota de Hannah el que de nuevo ha logrado que un episodio de Girls me haya encontrado alguna fibra sensible, concretamente en la décima de entrega de esta segunda temporada cuando, como Richard Gere en Pretty Woman o cualquier príncipe valiente de una peli de Disney, Adam recorre las calles de Nueva York en plena noche y a pecho descubierto para rescatar a su princesa, asustada y escondida tras una cama que lleva semanas sin hacer, un flequillo atroz y un desequilibrio mental que, de ser lo que identifica a la juventud norteamericana con esta protagonista, explica muchas cosas de las que ocurren en ese país.
La escena no puede ser más clásica de película romántica, la música que la acompaña no puede ser más típica y me pregunto qué habrán sentido los fans habituales de la serie al verla. Por un instante me ha hecho recordar la ‘finale’ de la primera temporada de Californication con un Hank Moody absolutamente rompedor y cuyo éxito radicaba precisamente en sus defectos, en esa capacidad de pasar de todo, de acostarse con cualquiera y de ser incapaz de comprometerse con nadie. El final de aquella temporada era también un clásico de las películas románticas, con su ex-mujer huyendo con él de su segunda boda, demostrando que el amor es grande y estaban hechos el uno para el otro, bla, bla, bla… No convenció a ninguno de los que estábamos encantados con el papel, con el protagonista y con la serie, porque este no era el Moody que conocíamos.
Lo mismo ocurre con Hannah y Adam. Pese a lo bonita que nos haya parecido la escena, pese al buen sabor de boca que nos haya dejado este final de temporada, pese a que a mí me haya gustado, o precisamente utilizando esto como prueba, creo que no está en el ADN de la serie un final así. Dos temporadas vendiéndonos la libertad, el disfrute del sexo sin compromiso, la búsqueda desesperada de un sentido de la vida que permita a sus protagonistas tomar sus propias decisiones ¿para qué? ¿para terminar así? Insisto, a mí me ha gustado, porque yo soy muy clásica (lo que viene siendo viejuna) y me gusta la literatura que se esconde tras la figura del amor romántico y el príncipe azul que puede rescatar a la chica de caer al abismo. Precisamente por eso, que a mí me haya gustado significa que este episodio está fuera de lugar aquí, o no es ese el espíritu de la serie o al final va a resultar que no es tan distinta a otras.
Pues yo no se hasta qué punto es algo normal de tantas y tantas series americanas teóricamente femeninas y feministas, el terminar ya sea una temporada o toda la serie con el novio de la prota rescatándola de lo que sea ¿Recordamos Sexo en NY?
Yo personalmente la serie mas feminista que he visto es Justified. El tratamiento que hace de todos y cada uno de los personajes femeninos (Wynona, Ava, Rachel) me parece de libro. Sin necesidad de mostrarnos sus comeduras de tarro (ni la de los personajes masculinos,ojo) nos muestra todo lo que tienen que hacer para sobrevivir ya sea económica, profesional o sentimentalmente con todos los que las rodean.