No veo La que se avecina, es un tipo de serie que no me gusta, como ya no me gustaba en su momento Aquí no hay quién viva, por eso no puedo opinar sobre si sus contenidos se ajustan a o no al horario infantil. Estoy sin embargo de acuerdo con Alberto Caballero en que deberían ser los padres quienes decidieran qué pueden o no pueden ver los niños en televisión, en lugar de empeñarse en protegerles escondiendo algunas cosas en horarios en los que los niños con padres irresponsables no los tendrán acostados y entonces el horario de protección no tendrá sentido.
También estoy de acuerdo con Alberto Caballero en que algunos informativos muestran cosas peores que las series de televisión como la suya que, aún sin verla, puedo llegar a adivinar qué clase de contenidos presenta susceptibles de vulnerar el horario infantil. Y quién dice el informativo, puede decir algunos programas más que, emitiéndose en horarios de máxima audiencia o audiencia infantil, muestran una violencia verbal, unos hechos desgarradores o incluso personas muertas y charcos de sangre cuyo principal daño en la mente de pequeños y mayores es el hecho de ser reales y no una ficción cualquiera hecha para hacer reír o incluso para hacer pensar, pero siempre con actores que andan campantes por la calle al día siguiente sin matar a nadie… aunque quizá digan muchas palabrotas en su vida real también, eso sí.
No estoy de acuerdo sin embargo con Caballero en que el Ministerio de Industria no pueda investigar las quejas de los ciudadanos contra la serie solo por el hecho de ser un ministerio, es decir, una figura política en un tiempo en que los políticos están desautorizados por parte de la sociedad, que considera que las malas acciones de unos desautorizan a todos. Sí, podemos estar enfadados con quienes roban, malgastan, corrompen, pero eso no es motivo suficiente para que nos pasemos por el forro todo aquello que dependa de las instituciones, sobre todo si alguna de estas cosas al final no deja de ser atender a los ciudadanos. No comparto la existencia del horario de protección infantil pero, si existe y hay un grupo de personas que piden que se investigue su incumplimiento, habrá que atenderles, del mismo modo que pedimos que se atiendan las denuncias a políticos. Entre otras cosas, porque no son los políticos quienes investigan, sino funcionarios, trabajadores como nosotros que tienen encomendada una labor que, entre otras cosas, consiste en atender este tipo de quejas.
El horario de protección infantil es un código que limita la emisión de ciertos contenidos y programas sin aparentes excepciones. Hay quién lo incumple constantemente porque le compensan las posibles sanciones, hay quién lo incumple ocasionalmente porque las constantes redifusiones de su programación hacen casi imposible que no se escape alguna cosa de vez en cuando y hay quienes, en cumplimiento estricto del mismo, terminan por enervar a sus espectadores hasta tal punto que termine por no compensar emitir ciertas cosas. El último ejemplo de estas características ocurrió este fin de semana en Marca TV, que emite combates de boxeo en algunas noches del fin de semana y que, precisamente este sábado, retransmitía en directo un enfrentamiento muy esperado por los aficionados a este deporte. Tras tres largas horas de combate, la pelea seguía y la cadena se veía obligada a cortar la emisión para evitar incurrir en un incumplimiento del código, con el consiguiente cabreo de los espectadores. Eran las seis y media de la madrugada.
Es comprensible que Alberto Caballero esté enfadado, es más comprensible aún que lo estén los espectadores de Marca TV, pero la norma está ahí y, hasta que no entendamos que está obsoleta, que hay que responsabilizarse de lo que ven nuestros hijos y no dejarlo en manos de terceros, mucho mejor. Admitir que hay momentos en que deben aplicarse excepciones, momentos que suceden en directo y no se pueden prever es una manera de empezar a solventar el problema. Protestar porque el encargado de atender las quejas es un organismo político es entrar en el mismo «y tú más» que tan cansados nos tiene y creo no conduce a nada.
El horario de protección tenía sentido cuando solo estaban las generalistas, incluso cuando se incorporaron Cuatro y La Sexta, pero ahora con casi 50 diferentes canales de TV, debería de quitarse o al menos atenuar los hechos protegidos (porno, erotismo… ). Deben ser los padres los que se ocupen de bloquear canales, o más fácil, sentarse con sus hijos a ver la tv, y no censurar o pasar a otro horario contenidos más interesantes para la mayoría o el resto de los televidentes