Pasado mañana AXN estrena Hannibal, la nueva serie de NBC basada en el conocido personaje que Anthony Hopkins llevó magistralmente a la pantalla en ese Silencio de los corderos que pasa por ser una de las mejores películas de los 90. Junto a Hopkins, Jodie Foster sobresalía especialmente en su papel de agente del FBI, un papel al que debe gran parte de su reconocimiento y que, sin embargo, en esta versión serializada de la historia se transforma y cambia de sexo y personalidad para dar paso a un atormentado Hugh Dancy del que, por el momento, solo conocemos su introversión y su capacidad para recrear los asesinatos que investiga como si él mismo los cometiera.
Hannibal es, como Bates Motel, otra de las apuestas de mid-season, una apuesta por las series que rescatan grandes éxitos del cine para convertirlos en producto de consumo semanal, aunque su desarrollo poco tenga que ver con la historia original que conocemos de la gran pantalla, algo que por otra parte daría muy poco de sí, máxime si tenemos en cuenta que la mayoría de los espectadores ya conocen la trama. En este caso, tomando como punto de partida unas historias y personajes que ya conocemos, las nuevas historias nos muestran a los protagonistas en entornos hasta ahora desconocidos para el espectador, con un pasado que no se nos había presentado y que, en algunas ocasiones, puede parecer inverosímil o poco relevante a la historia que nos ha traído hasta aquí. Finalmente, su referencia cinematográfica es más una herramienta de marketing que un punto de partida narrativo y, tanto una como otra, muestran tramas completamente nuevas que no necesitan de la película para subsistir.
En el caso de Hannibal, como ocurre también con The Following, otro oferta de asesinos en serie, se convierte en procedimental una historia que no lo es y en arco argumental lo que debería ser el núcleo de la historia, su única razón. Parece que las cadenas tengan miedo a perder espectadores si no ofrecen episodios de algún modo autoconcluyentes y se aferran al concepto episódico en su más amplia extensión, ofreciendo pequeñas historias dentro de la Historia, con mayúsculas, poniendo el foco cada semana en cuestiones ajenas al personaje principal, que pierde así fuerza y protagonismo en favor de los pequeños avatares semanales. Supongo que es una forma de mantener cautivo al espectador habitual mientras se mantiene la capacidad de captar nuevos adeptos en cada entrega, pero creo que ya es hora de volver a la narrativa tradicional en algunas de las historias televisivas que se nos ofrecen. El espectador lo demanda, está perfectamente preparado y si no, miremos el éxito de Homeland, fruto en gran parte de esta manera de contar historias que permite desarrollar la emoción y el suspense más allá de las pausas para publicidad.
Volviendo a Hannibal, llama la atención la crudeza de algunas de sus escenas, impropia de una network. La recreación de algunos de los sangrientos asesinatos que se nos muestra, a veces a cámara lenta, otras como una ensoñación de su protagonista, son de una crudeza sorprendente y, sin embargo, nada como ver a Hannibal preparándo o comiéndose un filete en un par de planos absolutamente «inocentes» que, sin embargo, con el conocimiento que traemos de la historia, provocan en el estómago una muy desagradable sensación sin apenas esfuerzo televisivo. Sin duda lo más destacable de todo el piloto, o quizá un exceso de sensibilidad por mi parte. A la vuelta de cada pausa, la serie se acuerda de poner el clásico «Viewer discretion advised» que, seguramente dirigido a las escenas de asesinatos, en mi caso es más un «Ojo con este emulador de José Andrés y sus recetas»
Oscura y lenta en su episodio de presentación, Hannibal recuerda por momentos a CSI y no solo por la presencia de Laurence Fishburne, un fiasco en su incursión en los laboratorios de Las Vegas, pero siempre potente con su presencia. Junto a él, el ya mencionado Dancy, introspectivo y por conocer y el desagradable Mads Mikkelsen, que aparenta ser una sorpredente pero exquisita elección del responsable del casting.
Cuarenta minutos de piloto que parecen más la observación detenida de un cuadro lleno de detalles que de una narración audiovisual, interesante.
mas q silence of the lambs, el punto de partida de Hannibal es la primera novela de la serie; Red Dragon. Los personajes estan tomados de ahi.
Salu2