Con la puesta a disposición de sus clientes por parte de Netflix de la temporada completa de House of Cards, serie que Canal+ emite a razón de un episodio por semana, se ha puesto en marcha la analítica sobre el futuro de las series de televisión y no son pocos los que han avanzado que este será el sistema de distribución de la ficción al que nos veremos abocados, despreciando muchas de las características inherentes al medio televisivo que solo funcionan cuando se consume de la manera tradicional. Otros no están tan de acuerdo.
Es cierto que los muy seriéfilos somos capaces de sentarnos un día por la mañana frente al televisor y no parar de ver episodios de una determinada serie, uno tras otro, sin descanso, hasta terminarlos; pero no es menos cierto que esta no es la práctica habitual por muchos motivos, algunos relativos a la propia narrativa audiovisual, otros tan simples como la necesidad de los seres humanos de vivir, al margen de las historias de ficción que nos ofrece la pantalla. Así, se me ocurren motivos más que suficientes para que las series sigan viviendo una realidad truncada y su distribución siga funcionando de la manera tradicional, independientemente de que, además, puedan estar a disposición de los espectadores en un solo pack.
– La importancia del marketing, pero también del boca-oreja. Es cierto que muchas series llegan a la pantalla habiendo logrado crear una expectación máxima entre los espectadores, series que, con la contratación de sus protagonistas, guionistas y directores ya son suficientemente atractivas como para darle una oportunidad al piloto pero, de depender exclusivamente de esto, ninguna serie de mediano presupuesto saldría adelante y no son pocas las producciones que se vuelven exitosas con el paso del tiempo, a medida que unos y otros la van viendo y contando sus bondades a familiares y amigos hasta hacerlas grandes.
– Incluso si eres un teléfilo que está a la última de todos los estrenos y solo te guías por tu propio criterio, uno no da abasto viendo todas las series que salen y, si todas las lanzaran completas al mismo tiempo, sería muy difícil organizarse de forma individual, pero más aún hacerlo de forma colectiva, pues unos estarían viendo Revenge, otros The Good Wife y otros Dexter, la concidencia sería mucho más complicada y la conversación generada en torno a las series muy poco estructurada y por tanto, alimentaría muy poco el interés general, que en última instancia y en estos tiempos, es el que levanta o da al traste con una serie.
– ¿Cómo generar tensión en torno a una serie si haces desaparecer por completo los ‘cliffhangers’, elemento esencial en la historia de la televisión de ficción? Saber que quedan siete días o, lo que es peor, tres o cuatro semanas, incluso meses, para conocer qué le ocurre a ese personaje que ha quedado de algún modo atrapado en el tiempo es esencial para generar una frustración que, pasado los primeros segundos tras los créditos, se convierte en insultos a los creadores y, segundos después, en el más profundo y sincero de los amores. Si tengo el siguiente episodio en mis manos, ni odio, ni insultos, ni amor ¡no se puede renunciar a tanto sentimiento!.
– Pero, incluso si tenemos las series todas de un tirón almacenadas en nuestro disco duro ¿quién tiene tiempo o ganas de verlas de una sentada? Salvo que te dediques a ello, el tiempo disponible no suele permitirlo y además ¿soy yo la única que no tiene problemas en darse un atracón de episodios cuando la serie está al principio, pero va espaciando su consumo a medida que llega el final por pena de que se acabe? En septiembre devoras, en mayo paladeas. Incluso las propias series están hechas para ser consumidas de distinta manera según su género o características especiales: no es lo mismo 24 que In Treatment, Scandal que The Big C.
Concluyendo, muy bien la experiencia de Netflix y las nuevas formas de distribución, que seguramente contentarán a muchos espectadores que no tienen manera de organizarse para ver las series de otro modo, seguro que no será la única que se atreva con ello y tendremos más ejemplos. De ahí a que se convierta en la principal manera de distribuir los contenidos en detrimento de la serialización, creo que hay un gran trecho.
me habeis hecho curioso … tengo que ver esta serie