Con un 26,4% de share, 10 puntos por encima de su más inmediato seguidor, Gran Hermano, se estrenaba ayer Splash, uno de los dos programas de saltos de trampolín protagonizados por famosos que podremos ver en nuestras pantallas en estos meses primaverales. Con esta audiencia, Antena 3 no puede estar más contenta, pues la apuesta era complicada y el lunes venía de cosechar ya muy buenos resultados con Tu cara me suena, un riesgo de fuga para los habituales de este programa que debían buscar nuevo entretenimiento pero, al mismo tiempo, una oportunidad de mantenerlos en un concepto parecido, viendo a famosos hacer cosas distintas a aquellas por las que los conocemos y de evidente valor, deportivo en este caso.
El hueco dejado por Tu cara me suena parecía hecho a medida, pero no fue hasta tres días antes cuando se anunció el estreno del programa, intentando esquivar la contraprogramación de Telecinco, que, hasta el momento, había calentado su propia versión del programa, aún sin fecha de estreno, con mucha mayor fuerza.
La mecánica del programa es muy sencilla: los concursantes, divididos en grupos que competirán entre sí cada lunes, hacen distintos saltos desde diferentes alturas de trampolín, desde el más bajo, situado a tres metros de la superficie de la piscina, al más alto, a 10 metros. Para marcar esta altura, una torre iluminada en el centro del plano va cambiando su color a medida que el concursante asciende por la escalera, creando cierta tensión en el espectador, que no sabe con qué trampolín se atreverá. Una vez allí, todo el plató se ilumina de color rojo, mientras una música crea aún mayor tensión, un tiempo controlado perfectamente por la dirección del programa, que lo mantendrá vivo hasta que por fin, se hace una luz azul y el concursante puede lanzarse a la piscina. Un instante que apenas dura unos segundos y que es el único momento álgido de la noche, en un formato que carece de ritmo, no tanto por la falta de habilidad de sus creadores, como por el propio diseño del formato, muy difícil de mantener vivo durante las más de dos horas que dura cada entrega.
Tras el salto y, como en todos estos programas, los jueces dan su opinión sobre el desempeño de cada concursante, desde la muy profesional Ana Tarrés, convertida en el nuevo Risto Mejide (o como me apuntaban ayer en twitter, la nueva Noemí Galera) hasta el omnipresente Santiago Segura o un Guti que logró ser trending topic, todavía no sé muy bien por qué, y cuyo único interés como miembro del jurado es el morbo que pueda generar verle evaluar a su novia, que ayer aún no competía.
Entre salto y salto, las clásicas piezas de seguimiento a los concursantes en sus entrenamientos, teasers de lo que veremos en el salto y «manipulación» del espectador para ponernos en situación e intentar sorprendernos en el «directo». Si algún habitual de Quién quiere casarse con mi hijo estuvo viendo el programa ayer, rápidamente reconocería la habilidad de la productora para elegir los temas musicales y esos efectos de sonido tan expresivos que han sido parte del éxito del reality y que, utilizados en exceso, corren el riesgo de perder toda su gracia.
Arturo Valls y Ainhoa Arbizu no estuvieron mal como conductores del programa. Él algo más contenido de lo que ha estado en Tu cara me suena, un detalle que le beneficia y se corresponde con su labor de presentador frente a la de concursante y ella, como siempre, correcta y profesional, aunque le falte carisma.
Por último destacar uno de los puntos más a favor del programa de ayer: la presencia de Falete que, sin duda alguna, fue el mejor gancho del programa, aquel que muchos espectadores estaban deseando ver y que convirtió al resto del programa en un puro teaser de su salto, como bien nos recordaba Rosa Belmonte en twitter. Efectivamente, su presencia como último saltarín del programa fue una muy acertada decisión y estoy segura de que ha subido notablemente el dato de audiencia, aunque posteriormente fuera eliminado por los asistentes a plató que votaban en última instancia a sus favoritos. ¿Quién será el siguiente gran gancho para la audiencia? ¿Jesulín de Ubrique quizá? ¿Serafín Zubiri? La semana que viene podremos verlo.
[…] el jurado que de 4 le sobran 3 (2 enteros y 2 mitades). ¿Qué queda? Pues nada, pero parece que algo lo hará durar un tiempo en pantalla. Hasta que venga […]