Un año más, Canal Plus era la cadena de los Oscars, una ceremonia cuyos derechos son bastante golosos, no tanto por la audiencia que se puede conseguir con ellos (en España me refiero), dada la hora a la que se emiten y la audiencia ya de por sí reducida de un canal de pago, sino por el prestigio que supone tenerlos y hacer un programa especial alrededor de ellos. Pasar la noche de un domingo al lunes en vela viendo los Oscars o los Globos de Oro es uno de esos pequeños placeres del cinéfilo, del amante de la televisión, que ha de ser mimada en extremo.
Es por este motivo por el que no se entiende la idea que Canal Plus puso en marcha anoche, con un programa más propio de una cadena generalista, de un programa destinado al gran público, que no se sostenía por casi ningún lado. Para un programa de estas características es imprescindible tener colaboradores que sepan más que los espectadores o que al menos hagan una retransmisión seria, basada en datos, en información, dejando el chascarrillo para los presentadores oficiales de la gala en USA y aportando opiniones personales de forma anecdótica, no como única aportación a lo largo de más de tres horas de programa.
Hacer un buen trabajo de colaborador de un programa en directo de estas características significa hacer los comentarios oportunos cuando corresponde, aunque fundamentalmente la culpa no sea de quienes hablan, sino de que quienes les dan la palabra y deciden que hay que pasarse dos horas de alfombra roja hablando de apuestas por los ganadores y, una vez empezada la gala y entregado ya el primer premio, hacer una conexión cutre por webcam (¡qué manía con ser cutres para aparentar ser modernos!) para comentar la faja de Adele. Toni Garrido estuvo correcto, aunque por momentos hubiera jurado que estaba deseando amordazar a alguien, avergonzado de las simplezas que se estaban diciendo (inconveniente principal de twitter cuando lo utilizas en un directo: que lees sobre la marcha las críticas, una presión difícil de manejar).
Afortunadamente para la gente que entiende inglés sin problemas, las delicatessen de Canal Plus vinieron de la mano de las señales de televisión no oficiales, esas que habitualmente el espectador no ve y que forman parte de los ingredientes de un buen programa resumen posterior: la conexión directa con los reporteros en la alfombra roja, la programación de la cadena ABC y hasta el control de realización o la sala de invitados, un lujo para los espectadores más curiosos y para los que hubiéramos amordazado a Silvia Abril en más de una ocasión por sus comentarios, más propios del salón de casa que de un plató de televisión.
Precisamente viendo estas señales complementarias a la emisión pudimos comprobar el duro trabajo que tienen quienes se trasladan a Los Ángeles para cubrir la alfombra roja. Una guapísima Cristina Teva y un Guillermo de Mulder al que no falta personalidad y desparpajo, sufrían las apreturas del mini espacio destinado a las cadenas que cubren la gala, mientras luchaban por obtener una entrevista a los actores mas conocidos, que pasaban de largo en no pocas ocasiones, mientras los representantes de estrellas y nominados menores insistían en que entrevistaran a sus representados. Descubrimos muchos pequeños secretos de su trabajo, sufrimos viéndoles tantas horas de pie, pasando frío y apreturas, demostrando lo bien preparado que llevaban su trabajo y lo bien que hablan inglés. Yo voto por que el año que viene sean ellos los que comenten desde plató, pues estoy segura de que harán un excelente trabajo.
Del programa previo de la ABC no voy a hablar porque no tiene sentido hacer comparaciones. Ellos tienen los derechos, ellos tienen a los presentadores, a los actores entregados y deseosos de chupar cámara y el mejor sitio para hacer el programa, el mismo centro de la alfombra roja. Con estos mimbres no se puede hacer un mejor cesto.
La gala, como siempre, espléndida en algunos puntos, como el baile de Charlize Teron a lo Ginger Rogers, con críticas ácidas a compañeros y rivales, un divertido Seth McFarlane, con altibajos eso si y un inevitable agotamiento hacia el final de la misma, incrementado por las constantes interrupciones publicitarias. En una gala tan larga es inevitable que haya momentos de bajón, pero al final siempre podemos decir que es un gran espectáculo ¡con tantas estrellas es casi imposible que no lo sea!
no veo canal plus