Hoy es noticia que TVE ha comprado el mundial de superbikes hasta el año 2015, así como dos partidos de fútbol de segunda división de los que se está desprendiendo MarcaTV, competiciones ambas que no resultaban suficientemente atractivas o rentables económicamente para ninguna otra cadena, en un momento en que la burbuja de las competiciones deportivas empieza a sufrir su particular pinchazo, tantos años inflado a costa de una rivalidad entre cadenas desconocida hasta el momento.
Es evidente que el coste de los derechos de retransmisión de cualquier competición deportiva es hoy en día mucho menor que en años anteriores, ya ni siquiera el fútbol de primera división es garantía de viabilidad de una empresa y, con la ausencia de las televisiones, no son pocos los deportes que tendrán que cambiar por completo su estructura de costes. Sin televisión no hay exposición de las marcas patrocinadoras, sin ellas no hay equipos potentes y sin ellos, los deportistas profesionales de muchas competiciones tienen complicado subsistir, creándose un círculo vicioso de difícil superación. Pese a todo, el deporte ha existido siempre y seguirá existiendo, quizá de otra manera, quizá más como deporte que como el negocio que es ahora.
Es en estas circunstancias en las que un canal público como TVE, a través de su canal temático Teledeporte, decide apostar por competiciones que no encuentran hueco en otras cadenas y darles un espacio en un lugar específicamente preparado para ello. Tiene todo el sentido si pensamos que hay un canal que emite deporte 24 horas y cuya función no es precisamente dedicarse a los deportes mayoritarios, ampliamente atendidos en otras cadenas pero, al mismo tiempo, una se plantea si los factores de rentabilidad no deberían jugar un papel aquí también.
Entiendo que temas como la educación, la salud, la conservación de las carreteras y tantos otros, son servicios públicos esenciales que deben estar atendidos dejando los criterios de rentabilidad en un segundo plano pero ¿en materia de televisión y deporte también? Me pareció muy positiva la actitud que en su momento tuvo TVE con la puja por la Champions y otras competiciones de primer nivel, retirándose de la misma por no inflar aún más unas cifras que no podían asumir. Me parece bien también que se retransmitan los juegos olímpicos, que generan importantes avances en materia de producción audiovisual, pero no tengo claro que andar recogiendo las competiciones que nadie más quiere porque no son rentables sea un servicio público. Pero claro, de hacerlo solo con criterios de rentabilidad, acabaríamos convirtiendo el deporte solo en un negocio y eso tampoco parece muy lógico.
Una prueba más de lo complicado que es gestionar, y hacerlo bien, una televisión pública.
El día que las cadenas privadas empiecen a maltratar de verdad las emisiones deportivas (publicidad en medio del partido y ese tipo de cosas, me preocuparé por que la cadena pública se haga cargo de algunas cosas pero sinceramente no veo justificable que se puje por un partido de Champions con un precio superinflado debido, principalmente, a que TVE puja con dinero de los contribuyentes y «no tiene límite presupuestario».
Pero claro, todo esto es mi opinión.