Interesante entrevista a David Cantero en Lacaffe donde nos da su opinión sobre alguna de las cuestiones más relevantes del periodismo de hoy en día, al mismo tiempo que analiza la situación de TVE e interpreta su paso de la cadena pública a la privada, cambio que muy gráficamente expone como pasar de una relación estable con una señora a una más alocada con una jovencita a la que debes impresionar cada día.
David Cantero es un personaje muy directo, no solo por la seguridad de su voz o las expresiones que utiliza fuera de las constricciones propias del informativo que presenta, también por las opiniones claras que expone, por su visión de la nueva forma de hacer televisión o cómo deben contarse las noticias. Y es en este punto en el que su discurso me llama especialmente la atención, pues creo que se contradice en cierto modo, aunque en sus argumentaciones pueda tener cierto grado de razón aparentemente incompatible.
Dice Cantero que los periodistas deben tener una sensibilidad especial a la hora de informar, una precaución que no les haga alimentar una cierta alarma social con algunas noticias, por la manera de contarlas pero, más concretamente, por la forma en que estas se consumen, sin atención especial, sin atender a contextos y mientras se hacen otras cosas. Considera así este periodista que su responsabilidad es la atender a la realidad y «moldearla» para que las cuestiones críticas no alimenten una debacle mayor en la sociedad. Como espectadora, como ciudadana consumidora de noticias, entiendo lo que dice, pero no sé si estoy muy de acuerdo, no sé si quiero que los periodistas me «protejan», que para eso ya están los políticos (veanse las comillas incluidas en el verbo proteger). Si unos nos mienten y los que deben controlarlos nos ocultan ¿qué nos queda?
Sin embargo, la entrevista avanza y Cantero entra en el farragoso asunto del amarillismo que tantas veces se achaca a los informativos de Telecinco. Para defenderse, Cantero afirma que todos los informativos son iguales, que todos cuentan las mismas noticias, que ninguno pierde la oportunidad de sacar partido de noticias luctuosas o especialmente morbosas y que «es lo que hay». Tiene razón, esas cosas pasan, no se las inventa nadie y todos los informativos, en mayor o menor grado, hurgando de una u otra manera, todos nos lo cuentan pero, si la responsabilidad de los periodistas hace que se nos oculten cuestiones importantes para evitar la alarma social ¿por qué escudarnos en que «es lo que está pasando» para contar otras cuestiones que muchas veces serían prescindibles? Yo veo una contradicción clara y, sinceramente, preferiría alarmarme con otras cuestiones sobre las que sí puedo tener cierto control, que espantarme informativo tras informativo con crímenes violentos y gente deshumanizada que no da valor a la vida de los demás.
Hace tiempo que dejé de creer que los periodistas fueran una fuente fiable de información, no por lo que cuentan, que también, sino por lo que callan, a menudo dañino para los intereses de su empresa, del partido con el que simpatizan o simplemente temerosos de las posibles consecuencias de una determinada información. Es tan triste como humanamente comprensible y por eso, cuando aparecen series como The Newsroom nos encandilan, aunque su demagogia sea tan poderosa como los intereses que representan
Verdaderamente, creo que es una batalla perdida y que el periodismo hace tiempo que dejó de ser un poder que equilibre el de los políticos, ese poder que, no estando en la constitución ni en ningún otro sitio explicitado como tal, durante años se nos ha mostrado así, con tanta o más importancia que aquellos otros llamados a contrapesarlo. Por eso, cuando Ana Pastor replica a un político, cuando hurga en sus respuestas, cuando no se queda contenta con lo que le dicen, aún pudiendo pensar que es más incisiva con unos que con otros, nos sorprende, nos hace quedarnos pegados a la pantalla y preguntarnos ¿qué está pasando? ¿por qué esta actitud?.
¿Necesita la sociedad realmente ser protegida de la verdad? ¿Quién decide que nos pueden contar o qué se debe o no se debe saber? ¿Por qué me gusta tan poco tener que hacerme esta pregunta?
¿Es Salvados el programa revelación que todos creen? Salvados por la demagogia: un programa no tan bueno http://www.elcriticodelatele.com/2012/11/Salvados-Analisis.html