Al final no me queda más remedio que entrar en el asunto Mariló porque la cosa no hace más que enrevesarse y ser noticia cada día.
Cuando escuché el famoso editorial aquella mañana, aparte de enterarme de que el programa tenía tal cosa, más propia quizá de las tertulias radiofónicas matinales o de la prensa escrita, me quedé horrorizada con lo que estaba escuchando. Me parecía tan surrealista que no daba crédito y no pude evitar pensar en esos padres que no permiten que se hagan transfusiones a sus hijos porque su religión lo prohibe. Demencial.
Después de aquello, se montó todo el escándalo general y Mariló tuvo que salir a enmendar su error, cosa que realmente no hizo, pues se limitó a disculparse si alguien se había sentido ofendido, insistiendo en que ella seguía opinando lo mismo, no fuera a ser que pensáramos que había recapacitado o se había leído algún libro científico esa tarde. Más leña al fuego.
Tercer día, el editorial de Mariló desaparece para dar espacio a una publicidad de Pueblo de Dios, un programa de religión católica que aún existe en la cadena pública. Un programa contra el que yo no tengo nada, aunque entiendo que haya quién, considerando que estamos en un estado laico aconfesional, lo considere inapropiado para ser emitido en la televisión del estado. A esto yo lo llamo provocación.
Y después de eso, el silencio. No hay más editoriales para Mariló.
Desconozco si la razón de esta desaparición es una decisión propia de la presentadora o una imposición de sus superiores en la cadena, pero no deja de sorprenderme la falta de sentido común de la señora. Evidentemente, estamos en un país libre en el que cada cual puede tener la religión que quiera, las ideas que quiera y, faltaría más, vivir y pensar de acuerdo a ellas, pero esto no significa que las ideas de uno deban ser consideradas verdades absolutas. Ser consciente de que mucha gente no pensará como nosotros es síntoma de inteligencia y, sobre todo, de un sentido común que debería ser la principal exigencia a cualquiera que quiera trabajar para el estado, para cualquier estado y en cualquiera de sus instancias.
Marió Montero ha demostrado que carece de esta cualidad, se ha metido en un lío ella solita y además ha puesto en evidencia a sus jefes que, precisamente ahora, están siendo mirados con una lupa de muchos más aumentos que la habitual lupa de controlar la televisión pública. Si lo que ha ido haciendo después de la primera metedura de pata ha sido una rabieta, mal, que ya tenemos una edad Mariló. Si, por el contrario, ha sido inconscientemente queriendo arreglar el embrollo, casi peor, porque no ha dejado de liarla. A este paso, va a necesitar un gabinete de crisis para ella solita.
» …y no pude evitar pensar en esos padres que no permiten que se hagan transfusiones a sus hijos porque su religión lo prohibe. Demencial. » a que viene ahora meterse con una religión de la que no tienes ni puñetera idea?? Infórmate, antes de hacer tus críticas gratuitas… Luego, nos quejamos de que la prensa en este país está llena de valoraciones partidistas… Desde luego…