Como seguramente ya habráis visto en algún otro blog, ayer por la tarde Antena 3 convoco a un grupo de periodistas y bloggers a ver el primer episodio de la segunda temporada de Gran Hotel. Con la expectación creada por la ubicación elegida en la parrilla para su estreno, compitiendo directamente con La Voz, ese fenómeno que ha logrado traspasar la cifra del30% de share, mañana será un día de mucho interés por los números. Hasta entonces, y por encima de disquisiciones cuantitativas, es el momento de analizar sosegadamente la serie y desgranar en apenas unos pocos puntos por qué es un placer volver a Cantaloa con los Alarcón y seguir disfrutando de sus aventuras.
– El plantel de actores: lo hemos comentado ya en alguna otra ocasión a propósito de las series de Bambú, pero es que es una de sus señas de identidad que no pueden pasar desapercibidas. El esfuerzo de casting que se hace para reunir en un mismo producto algunas de las personalidades más reconocidas de la escena española da unos resultados que no son casualidad y así, en esta segunda temporada, seguiremos disfrutando de Concha Velasco y Adriana Ozores, acompañadas por el tristemente desaparecido Juan Luis Galiardo, que enamora nada más aparecer en pantalla y una Kiti Manver espléndida como contrapunto aún más malvado la matriarca Alarcón. Por supuesto, siguen siendo protagonistas Amaia Salamanca y Yon González, junto a otro buen puñado de actores que ya demostraron la pasada temporada que no están ahí por casualidad, incluso cuando sus papeles pequen en ocasiones de blanditos. Tambien veremos a Silvia Marsó o Lidia Bosch.
– La escenografía y localizaciones: todo lo que se ve en Gran Hotel está mimado hasta el extremo. Desde las lámparas de cristal hasta los planos generales del Palacio de la Magdalena que representa al hotel, pasando por el campo o la playa. Nada parece de cartón piedra, de hecho pocas cosas lo son, si alguna, nada llama la atención por estar fuera de su sitio.
– El vestuario: hilando, nunca mejor dicho, con el punto anterior, la ropa que vemos en la serie es de las que hacen que una mujer como yo sienta no haber nacido hace un siglo (aunque luego se me pasa cuando pienso que las mujeres hacían poco más que ponerse vestidos bonitos). Los brocados, los encajes y el movimiento de las telas son admirables y lucen espléndidamente en alta definición.
– La historia: el preciosismo de la serie no sería sin embargo suficiente para atraer al gran público, es necesaria una historia detrás que entretenga y mantenga el interés semana a semana y en este caso no faltan tramas. Las intrigas de los que solo piensan en ser ricos y poderosos, las injusticias entre señores y criados, los amores imposibles y un misterio que servirá de arco argumental a toda la temporada, hacen que se sucedan los acontecimientos con bastante más ritmo del que cabría prever para la época. Frente a otras series que alargan las temporadas de forma innecesaria con episodios en los que apenas se avanza en las tramas, otro de los sellos de identidad de las series de Bambú es el ritmo de los acontecimientos. Aunque en el caso de Gran Hotel la propia esencia de principios de siglo pida un sosiego que se evidencia en la edición final, cada episodio está lleno de eventos relevantes y este año además alguna pizca de humor o más bien sonrisa. En este primer episodio, puede que el inicio nos resulte algo tedioso, pues arranca con una voz en off que recorre a los personajes ubicándolos cuatro meses más tarde del lugar en donde los dejamos al final de la primera temporada, un ejercicio necesario para poner al espectador en situación, pero el ritmo renace tan pronto da comienzo el presente de la historia.
– Los guiños históricos: si en la primera temporada era la aparición de la luz eléctrica lo que conmocionaba a la sociedad y daba juego a parte de la trama, en esta segunda será la aparición del cinematógrafo lo que llamará la atención de las gentes de la alta sociedad que podían costearse la presencia de uno de estos aparatos en sus grandes eventos. Junto a esta referencia histórica, ya se ha anunciado que el Gran Hotel contará con la presencia de algunos grandes personajes como Agatha Christie o Houdini.
– Calidad percibida: lo mencionado anteriormente son solo algunas de las cosas que hacen de Gran Hotel una serie excelente, pero seguro que cada espectador sabe encontrar sus propios motivos para verla o incluso para no verla. Seas del tipo que seas, hay algo que difícilmente podrás pasar por alto y es la calidad de un trabajo bien hecho, de un trabajo cuidado. En Gran Hotel puede haber defectos y cosas que no terminan de arrancar del todo, algunos actores pueden no ser de nuestro gusto, no convencernos o las tramas incluso parecernos algo ñoñas en ocasiones, especialmente en el caso de las investigaciones pueriles de los jóvenes protagonistas. Pero, por encima de todas estas cosas tan subjetivas y personales, en Gran Hotel se percibe una calidad de producción indiscutible, un orgullo por el trabajo bien hecho y un presupuesto donde no se escatima un céntimo si es realmente necesario. Yo espero que le vaya bien.
Otras opiniones: Asesino en serie, La Parabólica, Vertele,