Ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos Londres 2012, media España pendiente de la retransmisión, y cuando digo media es literal, pues la retransmisión acaparó el 46% del share y casi el 90% de twitter, al menos de mis followeados, que acompañaron con sus ocurrencias una ceremonia bastante aburrida.
Dirigida por Danny Boyle, responsable de películas como Trainspotting, La Playa o Slumdog Millionaire y con realización de José Ramón Díez, un español veterano en estas lides, es complicado que un evento de cuatro horas de duración logre mantener la atención del espectador de manera constante, máxime cuando los humanos somos tan simples como para que parte del interés resida en ver a los atletas salir en una procesión que consume casi la mitad de la duración del evento.
La representación inicial hacía un repaso por la historia de Gran Bretaña, su paso de una sociedad rural a un gran potencia industrial y su reconocimiento a algunos de los personajes más relevantes de la historia británica, desde el inventor de la ecografía a Tim Berners Lee, creador de la world wide web, pasando por Mary Poppins, JK Rowling o Rowan Atkinson, en el sketch posiblemente más divertido de toda la gala, junto con la «llegada en paracaídas» de su majestad la reina junto a 007.
Grandes altibajos en una ceremonia lejos de la espectacularidad de la muy recordada Barcelona 92 o de la marcial y absolutamente impresionante por su milimétrica coreografía Beijing 2008, un evento que, si por algo pasará a la historia, será por su banda sonora, demostración absoluta del poderío británico en materia de éxitos de la canción, del que no dudaron en presumir muy acertadamente y a pesar de algunas notables ausencias.
En la retransmisión para España, María Escario y Paloma del Río acompañaron a los espectadores, en ocasiones con demasiada palabrería que no aportaba nada, en otras, con las necesarias explicaciones de lo que se estaba representando en el estadio. La versión que se emitía en la web de TVE no tenía comentaristas y algunos de los que optaron por pasarse al streaming echaban en falta algo de información que ilustrara la ceremonia. Para los que nos quedamos con la versión televisiva, quedó claro que la máxima intriga de las comentaristas era saber qué portaban los niños que acompañaban a cada una de las delegaciones, un minipebetero que más tarde se descubrió formaría parte de la enorme antorcha olímpica que, en el medio del estadio, nos ofreció una de las imágenes más bellas de la retransmisión, la del fuego desde dentro del pebetero.
Lo más surrealista de todo el evento, la incomprensible aparición de una escena de Cuéntame, con frase de Imanol Arias incluida, en una selección de lo más representativo de la televisión, entendemos que británica, y que, sin embargo, nos descolocó con la presencia de los Alcántara. Rápidamente, TVE publicaba una larga nota al respecto en su web, nota que no explicaba el significado de esta extraña aparición en lugar de otras series con mucho más sentido como la inolvidable Benny Hill (el Torrente británico de los 70-80) o la más reciente Downton Abbey o Sherlock, que de paso habría homenajeado a otro de los grandes ausentes de la cultura británica.
Se estima que la audiencia mundial de la retransmisión alcanzó los 13,5 millones de espectadores, todo ello a pesar de que los americanos no pudieran verla en directo en el canal NBC, dueño de los derechos, que prefirió desplegar sus equipos en horario de máxima audiencia para una mayor rentabilidad (según ellos, simplemente era demasiado complicado), obligando a muchos fans del evento a buscarse la vida en internet. Una más de las muchas decisiones olímpicas derivadas de la necesidad de explotar los derechos televisivos, como el hecho de que una ceremonia en la que participan deportistas que al día siguiente se juegan sus medallas, tengan que estar despiertos hasta las dos de la madrugada o deban renunciar a formar parte de la fiesta. Algunos hubiéramos agradecido también un horario más temprano.
Otras opiniones: Diez cosas que descubrí de los británicos gracias a la apertura de Londres 2012, La opinión de Ken Levine
13,5 millones es el número de espectadores en España que han visto alguna parte de la ceremonia, no el total mundial.