Como muchos de mis seguidores en twitter ya sabréis, por lo monotemática que estuve anoche básicamente, La Nube emitía ayer su último programa de la temporada y yo me colaba entre el equipo técnico y algunos visitantes para cotillear los entresijos del mismo. Un gran plató en los estudio de Prado del Rey albergaba los dos ambientes que tiene el set del programa y un equipo de cinco cámaras y una grua seguían a Toni Garrido y sus invitados de un lado a otro, como una ola que va y viene en medio de una tranquila playa. Unos cuantos metros más allá, en una planta superior, un equipo técnico de doce personas daban órdenes y pinchaban cámaras y rótulos con la misma tensión y actividad para el programa en directo que para el posterior coloquio que se emite únicamente por ‘streaming’ (aunque a mí solo me dejaran pasar a esta segunda parte, según dicen, más relajada).
Al finalizar el programa, algunos de sus responsables se marchaban a casa con la misma sensación que un trabajador cualquiera de una oficina, la de tener que volver al día siguiente para formar parte de cualquier otro proyecto, mientras que otros, con cierta desazón y mucha pena por la situación general de TVE, mostraban en sus caras el rostro apesadumbrado de quién no solo está disgustado por la incertidumbre de su propio trabajo, sino por la rapidez con la que se ha pasado de tener una televisión pública a la cabeza de la lista de las televisiones de calidad, con grandes producciones y unos proyectos online de primera línea, a estar sin un euro y absolutamente paralizados por las circunstancias, ajenas por completo al desempeño personal de sus trabajadores.
Nadie sabe si el programa La Nube volverá el próximo curso televisivo, pero parece que Telefonica está contenta con el resultado y podría seguir apoyándolo con su patrocinio, un elemento muy importante hoy día a la hora de estudiar la viabilidad de un determinado programa. Si bien no es una garantía y posiblemente la aportación de la marca no cubra todos los gastos que supone sacar adelante el programa, no cabe duda que es mucho más rentable tirar de bolsillo ajeno y recursos propios, que hacerlo todo en casa imputando el 100% de los gastos a un presupuesto cada vez más pequeño. Aunque solo sea porque lo pagan otros, que están contentos con hacerlo y no resultan demasiado intrusivos (al menos desde el punto de vista del espectador) y porque el contenido del programa es adecuado para la cadena en la que se emite, ya debería mantenerse en emisión. Como siempre he dicho, cualquier cosa nueva es mejor que una reposición, pues hace que siga existiendo actividad y alimenta las mentes creativas y mantiene alerta al espectador. La Nube además, proporciona contenido interesante, moderno y entrevista a personajes generalmente desconocidos para el gran público pero muy destacados en su profesión y que pueden aportar interesantes reflexiones.
Y con el patrocinio de este tipo de programas, deberían venir otros tantos patrocinios que nos permitan seguir disfrutando de la televisión pública y su capacidad creativa. ¿Qué problema hay en que la Denominación de Origen Rioja patrocine la emisión de Gran Reserva? ¿Por qué no tener a una gran editorial con un buen puñado de obras históricas patrocinando Isabel? ¿O a un gran periódico haciendo lo mismo con Cuéntame? (aunque mucho me temo que estos están también sin un euro).
Hay que buscar una solución más pronto que tarde. Hay que dejar de pensar en política, que lo pudre todo, y dedicarse a trabajar para mantener el orgullo del trabajo bien hecho. Si para eso tiene que volver la publicidad, que vuelva, aunque sea en pequeñas dosis, aunque le llamemos patrocinio, pero por favor, que alguien haga algo urgentemente o el NO-DO va a ser entretenido al lado de lo que nos espera.
Pues algún gurú estaba encantado.
http://periodistas21.blogspot.com.es/2010/02/con-rtve-sin-publicidad-ganan-todos.html
VIvíamos por encima de nuestras posibilidades.