Esta mañana he asistido a la presentación de un nuevo proyecto de ficción de Mediaset que empezará a grabarse en el mes de agosto pero que lleva gestándose ya bastante tiempo, no solo en los términos de una preproducción normal sino también con las peculiaridades de un proyecto en cierto modo novedoso como es este y con la expectación que han creado estos primeros pasos.
Dreamland es la historia de un grupo de artistas, cantantes, bailarines, actores, que ingresan en una academia para potenciar sus aptitudes y desarrollarlas profesionalmente. Sus vivencias, su crecimiento personal, sus retos y la manera que tienen de enfrentarse a esta oportunidad conforman la historia viva de ocho episodios donde la realidad está dramatizada a modo de serie de ficción, pero al mismo tiempo parte de la realidad de sus personajes. No es por tanto una ficción en el sentido tradicional del término, pero tampoco un reality o un docu-show, pues existe una historia predefinida, los personajes tienen sus tramas estudiadas de antemano y, aunque no existe un guión estricto (recordemos que así nos presentaron también La Pecera de Eva y funcionaba muy bien) ni las personalidades difieren demasiado de las reales de cada uno de los actores, el conjunto es ficción.
En la presentación, hemos podido escuchar al productor de la serie, Frank Ariza, definir este proyecto como la culminación de un sueño, un discurso de presentación del proyecto absolutamente idealista y cargado de ilusión, que puede entenderse desde el punto de vista humano pero que deberían pulir un poco a la hora de venderlo a los espectadores, que buscan en una nueva serie algo más que ver cumplidos los sueños de desconocidos que creen que basta con ilusionarse y creer en algo para que funcione en televisión. Lo mismo ocurre con los protagonistas, que en una breve intervención han mostrado su deseo de ser reconocidos en el duro trabajo que llevan desarrollando toda su vida, un curiosa reivindicación para chicos en sus veinte a los que aún queda mucho camino por andar para ser reconocidos por su esfuerzo, si es que alguna vez lo son.
Es muy bonito tener ilusiones y sin ellas no puede hacerse un buen trabajo, es imprescindible afrontar proyectos artísticos desde el corazón y es bonito encomendarse a la magia que tanta ilusión invoca, pero lo más importante de todo es tener los pies en la tierra y saber que todo ello no basta, que ahí fuera hay millones de espectadores absolutamente egoístas, que únicamente buscan ser entretenidos y a los que hay que conquistar con algo más y me ha dado la impresión de que ese algo más faltaba, de que los responsables directos del proyecto estaban en su mundo happy, ajenos a la realidad de la televisión y las audiencias. El proyecto puede funcionar, pero hace falta alguien con más cabeza que corazón que equilibre esta balanza que está ciertamente descompensada.
Volviendo al contenido y simplificando las cosas como tanto nos gusta hacer, Dreamland es una especie de mezcla entre Fama y Operación Triunfo con unos necesarios toques de Glee. Tenemos caras conocidas de la escena musical española, a Hugo, el conocido bailarín de la primera edición de Fama, un colorido conjunto de voces y una aparente mayoría de canciones en inglés (al menos las que nos han interpretado en la presentación, por cierto, compuestas íntegramente por ellos). Los artistas se desenvuelven bien sobre el escenario y parecen suficientemente variados como para atraer a todo tipo de fans. Si bien la idea es emitir la serie en el prime time, yo no he podido evitar imaginarla en la sobremesa, allí donde Fama o Al salir de clase tuvieron tanto éxito y, por supuesto, en Cuatro. Mediaset también apuesta por esta cadena, aunque afirman no tener tomada la decisión hasta ver como queda el resultado final.
Parte del atractivo de la serie está también en los personajes invitados. En el año que ha pasado desde que arrancó el proyecto, los protagonistas han convivido y viajado a distintas ciudades en las que entrevistarse y conocer a algunos de los más destacados profesionales del sector, entre ellos Emilio Estefan, Anastacia, Carlos Baute o Pablo Alborán, recogiendo de cada uno de ellos enseñanzas y experiencias. A ellos les aporta en lo profesional y lo personal y para el espectador supone un importante gancho. Aunque estas visitas se han hecho fuera de la grabación de la serie en sentido estricto, está obviamente todo grabado y podrá recuperarse si es necesario para complementar la historia, apoyando el binomio realidad-ficción que sienta las bases de Dreamland.
Aunque no está previsto estrenarla hasta 2013, estoy segura de que esta presentación temprana ha sido un pistoletazo de salida al ruido mediático que quieren hacer con la serie. Veremos como se va desarrollando y cual es su recorrido definitivo.
¡COÑO! ¡’OPERACIÓN TRIUNFO’ CON GUIÓN Y ACTORES DE VERDAD! ¿PARA CUÁNDO UNA VERSIÓN DE ‘GRAN HERMANO’ CON JUANJO PUIGCORBÉ EN EL PAPEL DE MERCEDES MILÁ?