Si hay dos empresas tecnológicas hoy en día que estén revolucionando la manera en la que nos comportamos frente a las pantallas esas son, sin duda, Google y Apple. Básicamente centradas en ordenar contenidos y en favorecer las relaciones que tenemos con ellos, es indudable que su efecto sobre la industria del entretenimiento va más allá de lo que originalmente hubiéramos podido imaginar partiendo de la base de sus principales actividades. Sin embargo, ahí están, pasito a pasito, a veces a grandes zancadas, intentando hacerse, también, con una posición dominante en un sector tan atractivo y que mueve tanto dinero como el audiovisual tradicional.
Las últimas noticias al respecto de estos cambios que favorecen en la forma de consumir audiovisual apuntan a un paso más por parte de Google en su capacidad de ordenar la web y, en este caso, todo el contenido audiovisual que un particular pueda tener en su casa. Es ya un hecho que los ávidos consumidores de televisión, especialmente en EE.UU., pero también de forma creciente en España, disponemos de series, programas y películas en muchos soportes, ya sean en la emisión tradicional, en los grabadores digitales, en los servicios de descarga de las televisiones conectadas y en nuestros propios ordenadores, frecuentemente conectados también al televisor principal del hogar. Con tanta oferta, en ocasiones es difícil recordar si un determinado programa lo tenemos disponible, en qué formato y en qué dispositivo, por no hablar de la dificultad, cuando nos hemos dado de alta en diferentes servicios de vídeo online, de saber cual es el que tiene los títulos de la productora responsable de aquello que estamos buscando, si es que la sabemos siquiera.
En medio de este ‘maremagnum’ de contenidos, Google apuesta por reunirlos todos y priorizar el contenido frente a la fuente que en un determinado momento lo está ofreciendo y parece ser que esta misma semana anunciará importantes avances en este sentido. Queda un largo camino para que esta realidad sea completa, pero no hay duda de que, si el interfaz es cómodo de utilizar y las distintas compañías proveedoras deciden formar parte del proyecto, que recordemos solo es una cuestión de indexar, la oferta televisiva puede dar un vuelco hasta ahora impensable, un vuelco que cambie por completo la industria de la forma en la que la conocemos, difuminando del panorama a las cadenas y dando prioridad a los contenidos.
Es absolutamente cierto que una gran mayoría de los espectadores quieren ver esa serie de la que han oído hablar a sus amigos o de la que han leído buenas críticas. En paises fuera del lugar de origen de la producción, muchas veces estos espectadores conocen la serie antes siquiera de que una cadena de su país se haya interesado por su compra y, sin embargo, son muchos los que ya quieren verla. Con este proyecto de Google, saber qué cadena compra una serie, será absolutamente irrelevante. Esto afectaría sin duda a las grandes cadenas, que trabajan para crear una imagen común a sus productos y a las temáticas, que buscan ofrecer siempre lo más comentado y ahora, de forma muy rápida, pero afectaría aún más a pequeñas productoras y cadenas minoritarias, que competirían directamente en la misma «parrilla» por llamarlo de alguna manera, en la misma liga que las grandes, permitiendo una llegada muy similar a la de las series de relumbrón, obviamente, sin el potencial que aportan unos buenos millones invertidos en marketing.
Esto no es una revolución que vaya a suceder de la noche a la mañana en cuanto Google TV anuncie sus novedades, pero es una tendencia que habrá que seguir con mucha atención y que es imparable. La fuerza de los canales está a punto de desvanecerse en favor del potencial de los contenidos y, aunque insisto en mi teoría de siempre de que la televisión convencional no desaparecerá, porque son muchos los millones de espectadores que siguen viéndola por el concepto de entretenimiento tradicional, el cambio que una ordenación de contenidos así supone, acelerará sin duda alguna, la adopción de una nueva manera de ver la televisión. ¿Estarán unos y otros preparados?
Lo que veo más dificil de ese paso, es que al quedar las cadenas en un segundo plano, ¿a quién le va a seguir interesando pagar la producción de una serie, si luego no va a ir asociada a su marca?. Entiendo que el cambio lógico sería que las series se «ofrecieran» por si mismas, pero a día de hoy muchas de ellas tienen su razón de ser en la cadena que apostó por ellas.