Hace unos días, en una presentación, escuchaba a dos periodistas comentar cómo la parrilla televisiva afectaba a sus crónicas, a los temas que elegían para su columna o sección diaria y como la inactividad de TVE o la derivada de las numerosas retransmisiones deportivas que se sucedían este verano afectaban a su trabajo. Era curioso comprobar cómo la prensa tradicional va por un lado y los bloggers por otro completamente diferente. Los unos, ven como su función se limita a comentar los estrenos de las televisiones en abierto, cuando suceden, o noticias de gran relevancia televisiva al margen de estas emisiones, aunque suelen ser casos bastante puntuales. Los otros sin embargo, gozan de la libertad de escribir de aquello que ven cuando lo ven, ya sea coincidiendo con su estreno en EE.UU. o varios meses después, cuando sacan un rato de su tiempo para echar un vistazo a esa serie de la que todo el mundo habla desde hace tiempo y no habían tenido tiempo de revisar.
La libertad que uno y otro tienen para escribir de lo que realmente les importa no tiene nada que ver y el trabajo de unos, remunerado, se convierte en una obligación, muy lejos del de los otros que, absolutamente libres y en la mayor parte de las ocasiones solo por el placer de compartirlo, ven series y programas a su antojo y con total libertad. Hay algunos, muy pocos, que logran compaginar ambas cosas y consiguen hacerlo de manera que, aún viendo los programas cuando quieren, publican sus críticas en el momento preciso en el que esos programas trascienden, bien sea por su estreno en España o por algún hecho noticiable que logre traspasar la pantalla. Pero son los menos.
La rutina está clara pero ¿quienes influencian más a los espectadores? ¿quienes consiguen arrastrar una mayor audiencia hacia un estreno concreto? y más importante aún ¿es la función meramente informativa necesaria? Empezando por esta última pregunta, podría parecer que la pauta que siguen aquellos que están interesados en leer opiniones sobre nuevas series y programas sea la de pasar de la fase subjetiva, la que ofrecen los bloggers, a la meramente informativa, la de los periodistas (o debería decir medios de comunicación tradicional, pues seguro que sus profesionales son tan entusiastas como los bloggers cuando se enfrentan a un programa, simplemente no tienen la oportunidad de contarlo de la misma manera). Pero ¿es eso lo que demanda la sociedad superinformada de hoy en día? ¿cuando fue la última vez que nos interesamos por un programa porque apareció publicado en un medio tradicional el mismo día de su estreno?
Es mi modesta opinión de blogger que la fase de simplemente informar ha quedado obsoleta, al menos en algunas secciones de los medios tradicionales que cada vez son más reducidas y cada vez tienen menos contenido. A los canales temáticos, por ejemplo, les cuesta mucho lograr que estos medios saquen sus noticias, hablen de sus estrenos, y sería bien sencillo para rellenar espacio, pues los canales proveen de notas de prensa a diario. Quizá sea precisamente por eso que no se pueda elegir solamente una, por no hablar de los intereses de grupos mediáticos que hacen pasar por alto algunas de estas noticias mientras otras se ensalzan como grandes piezas de información.
El cada vez más apresurado estreno de series en televisión, especialmente en las temáticas de pago, pero no solo, es prueba evidente de que los espectadores demandan estrenos de programas que aún no se conocen, que ahora son ellos quienes llevan la delantera y esto debería permitir que las noticias y las críticas sobre televisión fluyeran con la misma rapidez. Creo que los periodistas de los grandes medios deberían tener una mayor libertad para ver y hacer crítica de aquellos programas que están por venir, los de producción propia también, pues eso no hace sino generar expectación, crear una masa suficientemente grande de espectadores dispuestos a ver el programa, a recomendar a sus amigos su visionado ¿por qué si no se habría estrenado Gran Reserva en los cines sin tener fecha de estreno en televisión? ¿por qué si no convocar a la prensa a los rodajes de series que aún no están ni terminadas? Es fundamental y es una práctica muy antigua.
Sin embargo, un repaso a las páginas de televisión de los periódicos nos deja un panorama desolador en el que apenas se habla de otra cosa que no sea aquello que se emite ese mismo día o semana, en una labor meramente informativa que resulta frustrante para el lector avezado pero, estoy segura, mucho más para el informador, que ve como su trabajo se reduce a comentar lo obvio y como hay temporadas de parones ineludibles en los que encontrar tema del que escribir es casi una labor detectivesca. En su lugar, podrían estar escribiendo sobre apasionantes estrenos que están por llegar, tareas de preproducción de obras en proceso o incluso piezas aburridas o mal hechas en las que no merece la pena perder el tiempo y todos seríamos más felices.
En los tiempos de internet, mucho se habla de como la prensa ha de cambiar sus hábitos y sus formas de escribir, como el análisis experto y reposado debe ocupar un lugar privilegiado frente a la mera información, obsoleta ya cuando se imprimen las cabeceras cada noche. La sección de televisión no es una excepción y hay tanto por contar.
Hablando de periodistas televisivos, menuda coña marinera se ha montado con Sara Carbonero, la Eurocopa y el «Gracias, Sara» en Twitter. Cada vez que Paco González le pide que de alguna información a pie de campo, luego se despide como si pasara de ella, da igual lo que comente. Hay van algunos de los mejores tweets :
-Sara, ¿alguna novedad en el campo?
-¡SOCORRO! ¡UN PLATILLO VOLANTE HA ABDUCIDO A LA SELECCIÓN ESPAÑOLA! ¡LOS ALIENS ESTÁN MATANDO A TODO EL MUNDO!
-Gracias, Sara.
-Sara, ¿cómo va el partido?
-Va.
-Gracias, Sara.
-Conectamos en directo con el estadio donde se celebra la final. ¿Cuál es el estado del terreno de juego, Sara?
-Verde.
-Gracias, Sara.