¿Qué pasa con los comentaristas televisivos que tienen tanto miedo a dejar la pantalla sin la compañía de su voz? A veces me pregunto ¿les pagarán por palabra? ¿Tendrán la sensación de no estar haciendo bien su trabajo si de pronto callan y dejan que la imagen y los sonidos propios del evento llenen la retransmisión? Salvo los comentaristas de los partidos de tenis, llevados evidentemente por el propio silencio de la pista y las gradas, pocos son los que se atreven a dejarnos sin sus aportaciones, en una especie de ‘horror vacui’ televisivo que se deberían hacer mirar.
Ayer tuvimos otra de estas aportaciones excesivas de los comentaristas, que parecían no tener freno. Tras el final del partido de liga que enfrentaba a Real Madrid y Mallorca, el club tenía organizado un evento festivo en el que se hacía entrega de la copa de esta liga que acababan de ganar. Entre el pitido final del árbitro y el inicio del festejo, las luces del Bernabeu se apagaron y una multitud de colaboradores llenó el césped de elementos decorativos y otros complementos necesarios para el desarrollo del evento, momento que narrador y comentaristas llenaron certeramente con sus palabras, adelantando algo de lo que posteriormente se vería y analizando de qué manera el equipo había llegado allí. Lo habitual en estos casos, no tan sencillo como pueda parecer cuando ya queda poco que aportar y la preparación del acto se alarga hasta la media hora, pero correcto y apropiado.
El problema empieza cuando la celebración se pone en marcha y ellos, que han cogido carrerilla, ya no son capaces de callar y siguen hablando y hablando para no decir nada, rememorando anécdotas que no aportan entretenimiento ni información y que, sin embargo, no permiten escuchar al ‘speaker’ del club que, uno a uno, va nombrando a los jugadores y miembros del equipo técnico, que son coreados por la afición en un espectáculo muy poco televisivo pero lleno de ilusión para quienes siguen al Real Madrid y disfrutan de sus victorias, es decir, para cualquiera que en ese momento aún siga conectado al plomazo que está ofreciendo la tele. Ese es el momento de callarse. De la misma manera que una retransmisión de un partido ha de hacerse en modo informativo, contando con que al otro lado de la pantalla puede haber espectadores de cualquier equipo interesados en el puro deporte y no necesariamente en uno de los equipos o jugadores participantes, es evidente que estas otras conexiones en directo, largas, tediosas, aburridas y arrítmicas, solo pueden aguantarse si lo que quieres es ver aquello que está ocurriendo en el campo, pues no hay apenas nada que narrar y poca información que aportar, luego lo mejor es callarse porque el resto es molestia.
Y si esto no es posible por considerarse poco televisivo, teniendo en cuenta que hoy en día, tenemos todo tipo de facilidades técnicas ¿tan difícil es tener al menos un canal de audio sin comentarios? Del mismo modo que en los partidos que ofrecen los canales autonómicos hay varias bandas en los distintos idiomas o incluso la opción de escuchar la radio cuando ves un partido en Digital Plus ¿qué cuesta dejar el sonido ambiente en uno de estos canales y permitir que el espectador se cree su propia experiencia televisiva?
Y no es solo en el fútbol, estoy segura de que no son pocos los que agradecerían algo así en la Fórmula 1, donde Antonio Lobato tiene tantos seguidores como detractores de su fanatismo y comentarios entusiastas. En este caso, yo soy de las que disfruta con sus aportaciones, pues no sé nada del deporte y solo me preocupa ver ganar a los nuestros o que los más inmediatos rivales tengan un mal día, pero entiendo que haya quién se sienta molesto con una locución hecha para el gran público que no tiene ni idea. Con todos los elementos a nuestro alcance que la doble pantalla proporciona para disfrutar de una carrera plenamente informados, estoy segura de que más de uno estaría feliz de quitarle la voz al calvo Telecinco, perdón La Sexta, ah, no que ahora es Antena 3, bueno a ese… que algo bueno hará que lo quieren en todas partes.
Por favor, canales de televisión: si sus comentaristas no saben cuando callarse a tiempo, dejennos al menos un canal karaoke para poder montarnos la fiesta en casa.
Yo pagaría por poder ver un partido de fútbol sin comentaristas, solo con el sonido ambiente. Y así casi todos los deportes.
Creo que Carlos De Andrés y Perico Delgado no tienen ningún problema en quedarse en silenci durante varios minutos seguidos en una retransmisión.