Las noticias de series americanas cambiando de una cadena a otra demuestran, una vez más, la ventaja en madurez que nos llevan los americanos en esto de la ficción televisiva, la industria del entretenimiento y hasta me atrevería a decir que la escucha activa a los espectadores. Para muchos de ellos, es más que evidente que algunos productos audiovisuales no están hechos para un público masivo, pero tienen una importante masa de seguidores que irían a cualquier sitio con tal de seguir disfrutando de sus personajes y sus historias, independientemente de como se llame el canal que los albergue y así ha ocurrido en algunas ocasiones recientes. Aunque estos cambios de casa no siempre hayan sido un gran éxito, los canales lo siguen intentando y los rumores de cambios de ubicación de algunas series se suceden con más frecuencia que nunca, alimentando el interés de espectadores y cadenas.
El último ejemplo de esta posible supervivencia de una serie gracias a un cambio de canal lo vemos con Cougar Town, una comedia que nunca ha tenido muy claro dónde quería ir, que ha sufrido bandazos de todo tipo y que, con todo su surrealismo y sus litros de vino en el gaznate, ha logrado una buena masa de fans que empujan a TBS a repescarla, ahora que todo apunta a su cancelación en ABC. ¿Por qué deberían dar este paso? En The Week lo explican muy clarito:
Tiene una base de fans apasionados: comparan la fidelidad de los espectadores de Cougar Town a la de los seguidores de Scrubs, capaces de seguir a un tipo vestido con el mismo gorro durante nueve temporadas a pesar del maltrato en la parrilla y posterior cambio de cadena. Es evidente que toda serie tiene su público, pero algunos productos destacan por una fidelidad y conexión con el espectador que va más allá del mero entretenimiento, parece que con esta serie también pasa.
Tiene un reparto igualmente apasionado y comprometido con el proyecto: desde su protagonista y productora Courtney Cox, hasta la reivindicativa Busy Phillips, parece que el elenco de la serie disfruta trabajando en este proyecto y no están dispuesto a ser un elemento de ruptura en sus planes de continuidad. Incluso cuando la cadena ABC mostró una absoluta falta de interés a la hora de promocionar la serie el año pasado, fueron los propios miembros del equipo los que se lanzaron al marketing de guerrilla para hacerse notar, haciendo incluso proyecciones de la serie (¿A alguien le suena conocido este detalle? Vino, autopromoción, preestreno al margen de la cadena…)
La cadena TBS necesita una estrella que la ponga en el mapa: es evidente que algunos de los canales «menores» de la parrilla norteamericana no pueden competir con sus hermanos mayores a la hora de contratar grandes estrellas y sonados proyectos, pero siempre es bueno estar atento a este tipo de jugadas, que pueden reportar grandes beneficios en términos de audiencia y, sobre todo, de marketing y reconocimiento de marca. Casi como si de un equipo de fútbol recién descendido a segunda división se tratara, es hora de echar un vistazo a aquellos jugadores de primera que deben elegir entre seguir en el candelero o desaparecer.
Las audiencias de Cougar Town son insuficientes para un canal en abierto, pero están dentro del rango de éxito de los canales de cable: este argumento es algo tramposo, pues habría que ver si al pasar la serie a un canal de pago, la audiencia se traslada al completo, algo bastante improbable. En cualquier caso, lo que es un hecho es que su rendimiento en ABC es insuficiente y su futuro allí está escrito. Frente a ello, algunos casos que nos vienen rápidamente a la memoria de series españolas, ni siquiera se trata de un problema de audiencia, con series que no parecen tener futuro en sus cadenas (más concretamente en TVE), mientras cosechan datos de escándalo algunas y más que satisfactorios otras.
Por último, la repesca de Cougar Town por dos temporadas de 15 episodios cada una, le proporcionaría a la serie un número suficiente de entregas como para poder ser sindicada, un argumento de inversión más que rentable para un mercado en el que el dinero se mueve en gran medida gracias a este sistema de compra-venta de producciones. Esta peculiaridad no podemos trasladarla al mercado español, pero seguro que se nos ocurre más de un motivo para que Cuéntame, Águila Roja o Gran Reserva no caigan en el olvido por culpa de una mala gestión o una ausencia de gestor.