Como si de una margarita deshojada se tratara, las series nos provocan a veces sentimientos encontrados. Cuando tenemos la paciencia suficiente para seguir con ellas pese a una mala sensación con el piloto o continuar hasta el final solo por costumbre, no son pocas las ocasiones que nos encontramos con sorpresas y nuestra opinión cambia.
Si tenemos un blog y hemos plasmado en el estas primeras sensaciones que nos provoca un piloto, no son pocas las ocasiones en las que la evolución de la historia nos sorprende llevándonos la contraria y haciendo que nuestra percepción cambie aunque pocas veces tengamos la oportunidad de rectificar, dejando para siempre esa opinión equivocada en la red así que, para no ser excesivamente injusta, voy a repasar algunas de las series recientes sobre las que he tenido un cambio de opinión, o no, en estos últimos tiempos.
Alcatraz: me entusiasmó el piloto. Como conté en su momento, cada vez que las secuencias se iban a negro, me entraban los nervios pensando que se acababa una historia que quería seguir viendo más y más. Sin embargo, la serie se ha ido desinflando terriblemente, las historias episódicas no me interesan lo más mínimo y el arco argumental que las sustenta pierde fuelle en cada episodio. La sigo viendo.
Person of Interest: lo mismito que con Alcatraz, empecé muy interesada en toda la historia y me encantó la puesta en escena y el carisma de los personajes. Sin embargo, no he logrado interesarme lo suficiente como para prestarle atención más allá de lo poco despierta que estoy un domingo a última hora de la noche, que es cuando suelo dedicarle un rato.
Awake: como si estuviera cortada por el mismo patrón que las anteriores, esta no logra engancharme con sus tramas episódicas, aunque en este casi sí logro seguir interesada en la historia personal del protagonista y su «realidad soñada», una pena que no le dediquen más tiempo.
Scandal: apenas han emitido tres episodios, pero he de reconocer que la malísima imagen que me dio su piloto se ha convertido en un interés shondérrimo por la vida de sus protagonistas. No será un gran hit, pero alimenta el hambre de historias intensa y dramáticamente ñoñas.
The Big C: me encantó su primera temporada, con ese final fabuloso en el garaje, pero ahora, no puedo asegurar que logre completar la tercera temporada, salvo por el hecho de estar en la recta final de las temporadas y la sensación de ‘horror vacui’ que acompaña al mes de mayo. Cathy empieza a resultarme antipática y ya hace tiempo que es de lo más cargante.
Touch: esta ha resultado ser tal cual la sentí en el piloto. Blandita, con posibilidades inciertas y finalmente no desarrolladas como para interesarme por ella. No he pasado del tercer episodio y estoy deseando que la cancelen y le den a Kiefer otro papelón de tipo intenso y duro como merece. Imposible seguir Touch sin esperar verle soltar un par de mamporros en cualquier momento, ansiedad que al final de cada episodio queda insatisfecha y hace que, definitivamente, no funcione.