Ya lo hemos dicho muchas veces: lo bueno de que una serie venga cargada de malas sensaciones y bajas expectativas es que no puede defraudarte y con The Client List la regla se cumple, porque todo aquello de lo que pecaba la promoción se plasma en estos poco más de 40 minutos de piloto.
¿Ya habías visto la imagen promocional? Si te gusta la Love-Hewitt, te encantará porque, photoshopeada o no, está cañón y desde luego, si te gustan sus curvas, esta serie es para ti porque no faltan los primeros planos de escotes de vértigo, caderas marcadas y modelitos de lencería de los que mejor no hablar.
Si añoras a Melinda Gordon, también puede que te sientas atraido por la serie, pues la ropa del año de la tana que llevaba en Entre Fantasmas para dar el toque vintage de su tienda al vestuario aquí sigue vigente, gracias a una ambientación sureña con sombrero tejano y rulos incluidos. Por no hablar de las pestañas postizas de tamaño y grosor sideral que ya lucía en aquella serie.
Si algo puede salvarse en esta serie son dos de los personajes secundarios: por una parte, una envejecida Cybill Shepard en el papel de madre de la protagonista, floja, muy floja en el piloto, pero que podría llegar a evolucionar hacia algo decente y una Loretta Divine que, perdónenme el juego de palabras, está divina como madame sureña. Ignoraremos aquí los indicios que su presencia en esta serie nos dan sobre su inmediato futuro en Anatomía de Grey.
Por último, destacar, hoy que estoy de buenas, que hay otro posible motivo para querer ver la serie: la admiración de las tabletas de abdominales imposibles que lucen los clientes de la Hewitt. Así no me extraña que no le cueste nada pasar de masajista decente a proveedora de finales felices sin pudor.
Bromas aparte, a mí que no me había preocupado mucho de investigar el argumento de la serie, me ha decepcionado su simplicidad. Por el título y la tarea que iba a desempeñar la protagonista, siempre pensé que habría una lista secreta de nombres influyentes con interés máximo en salvaguardar su privacidad, que se trataría de un local de lujo con clientes con mucho que ocultar, pero no, resulta que es solo un localito de pueblo con clientes que podrías encontrarte en el gimnasio, en la fábrica o en el pasillo de suplementos alimenticios del supermercado.
Conclusión: serie prescindible, salvo que tengas ganas de ver carne y hasta dudo que estos detalles vayan a seguir mucho más allá del primer episodio.
Típico comentario de gorda resentida…porque es «mejor no hablar» de esos modelitos de lencería? porque si tú los llevaras y te pusieras delante de un hombre querría arrancarse los ojos? Ah, y «ti» NO lleva tilde, antes de sentar cátedra sobre algo aprende a escribir. 1 besito.