El principal problema de estos programas es que se pasan semanas vendiéndonos lo buenísimos que son y lo transgresores con el formato que van a resultar, que luego nos encontramos con unos rollos tremendos que, presentados de otro modo, podrían dar mucha mejor impresión. Con este programa aún más, pues han tardado tanto en estrenarlo desde que empezaron a hacer campaña, que ya nos parece hasta viejito.
La primera sensación es de estar a punto de ver una gala de nochebuena: esos brillos de Paula Vázquez (muy de moda, lo sé), esos bailarines en pose de fotografía y esa bienvenida al programa que bien podría ser la del nuevo año y luego, entra el jurado y se sienta en la mesa de valoraciones, taaaan igual a otros programas que hemos visto antes, que la idea de estar ante un formato novedoso, se esfuma rápidamente.
Pese a todo, Paula Vázquez luce como el sol y lleva el programa con absoluta soltura y profesionalidad, solo por ella, dan ganas de que el programa triunfe y creo que el jurado puede estar a la altura, desde el principio tienen química y eso hace que algunas cosas fluyan y que nadie necesite excesos, más allá de los propios de su personalidad.
Y la cosa va mejorando porque, por primera vez en un programa de estas características, no se eternizan con presentaciones de concursantes, contándonos sus vidas o haciendo que cada uno cante una canción completa. A diferencia de estos, van mostrándolos por grupos, pasando del casting final con breves declaraciones de los candidatos siempre relacionadas con el programa y su experiencia en él, a esta primera prueba en plató como una sola pieza narrativa, con actuaciones hiladas, conjuntas y coreografiadas, lo que lo hace mucho más dinámico y le resta la pereza que acostumbran a dar estas primeras galas.
Mientras lo veo, entro en twitter buscando el hashtag que promociona la propia cadena y me encuentro un público absolutamente entregado, gozando del programa y de los cantantes, convirtiendo sus comentarios en Trending Topic absoluto, junto con algunos de los miembros del jurado e incluso algún concursante, dando indicios de que la audiencia mañana puede ser muy buena. En Twitter, solo la final de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? les hace sombra.
Casi rozando la medianoche aparece el primer corte de publicidad que nos recuerda que estamos viendo una televisión comercial, con la cortinilla de «1 minuto y volvemos», mostrando la cuidada protección del estreno que, no lo olvidemos, luchaba, no solo con los tróspidos, también contra una gala de Gran Hermano movida al lunes con la razonable excusa de la huelga general del jueves.
Y, como siempre en este bendito país de currantes ojerosos, el programa dura más de la cuenta y, como espectadora, empiezo a mostrar signos de somnolencia que hacen que el programa, hasta ahora bastante entretenido, empiece a cansarme. Es el sino de estos programas ¡qué le vamos a hacer! ¿quizá empezar antes? Acaban de anunciar que el próximo lunes empezarán a las 10:00, a coste de un buen trozo de El Hormiguero, supongo.
Hasta aquí y después del momento ñoño que acabo de presenciar con todos los miembros del jurado queriéndose mucho, os dejo con Pablo Alborán y termino de ver el programa con la almohada. Puntuación final del estreno: un notable ¿por qué no?.
Pues a mi me aburrio y cambie a los 20 min.