Desde primerísima hora de la mañana de hoy los medios de comunicación están muy pendientes de lo que ocurre en Toulouse, donde la policía tiene sitiado al responsable de haber sembrado el pánico en la ciudad en estos últimos días con asesinatos aparentemente indiscriminados de índole terrorista. Lo que normalmente sería una noticia del informativo de la mañana haciendo constar la localización del individuo y otra a mediodía con su detención, se convierte en noticia de alcance con conexiones en directo cada pocos minutos, motivadas especialmente por la facilidad que proporciona tener programas en directo emitiendo durante varias horas.
Estas conexiones mantienen el interés de la audiencia por una noticia casi a modo de serial policíaco, donde cada conexión con novedades nos parece un episodio más en el que no sabemos qué puede ocurrir, que nuevas informaciones nos darán o si veremos en directo las imágenes de la detención del villano. En este caso concreto, es tal la improvisación y el ansia por estar conectado en el preciso instante que sucede la noticia, que se llega a conectar con una comparecencia del propio Sarkozy en directo en la que no entendemos nada, pues no existe un traductor simultáneo, y apenas logramos adivinar por sus gestos que se trata de una comparecencia de rutina.
Debemos ir acostumbrándonos a que este tipo de televisión sea cada vez más habitual, en un entorno en el que la programación en directo es cada vez más frecuente, con programas tipo magazine que duran horas y cuestan poco. No creo que lleguemos al nivel de la televisión americana en la que las persecuciones policiales son seguidas por helicópteros de las cadenas al más puro estilo hollywoodiense y la programación se interrumpe a cualquier hora del día para seguir a un delincuente cualquiera que, preso del pánico, se ha convertido en protagonista de una caza, pero la información al minuto es cada vez más habitual y omnipresente.
Estas prácticas han sido fuente de entretenimiento informativo (si es que sirve este término) en eventos de gran calado noticioso en los últimos años, especialmente desde que medios de comunicación como twitter han revolucionado la forma en que la gente se va pasando la información. El último caso que recuerdo haber seguido durante horas fue la huelga de controladores aéreos que paralizó España hace más de un año, un evento informativo de primera magnitud en el que se sucedían las actualizaciones y que, con CNN + aún en emisión, me mantuvo zapeando entre canales durante una buena cantidad de horas aquella tarde. En mi caso, sin viaje planificado, sin que fuera una tragedia dolosa y en la tranquilidad de mi salón, el seguimiento de aquello era realmente entretenido y unas simples conexiones en los informativos del día no hubieran logrado ni de lejos el mismo efecto.
La información se transforma así en puro entretenimiento de masas, con los códigos de las series de ficción, casi a modo de reality, donde todo es vida, pero la distancia permite adornar.
El siguiente paso, el que vienen reclamando no pocos espectadores y entendidos del negocio es la creación de un canal exclusivo para televisar los juicios. Este tipo de canal ya existe en numerosos países y en España no sería descartable un gran éxito de audiencia, a la vista fundamentalmente de todos los juicios a famosos del corazón y a políticos a los que nos enfrentamos estos días… y los que nos quedan. El filtro de los medios para muchos ya no es suficiente y se quiere consumir toda la información que exista. Las cadenas retransmiten las entradas y salidas de los juzgados, entrevistan a los protagonistas, analizan las pruebas y declaraciones y solo falta mostrar el minuto a minuto de los hechos. En mi opinión, ya están tardando demasiado.
Ya existe canal de juicios, Tribunal TV, o al menos existió en Vía Digital. Llegué a verlo en la TDT, pero era bastante cutre.