Aunque parece bastante evidente a simple vista, no está mal que de vez en cuando haya estudios que lo avalen, en este caso uno de Deloitte, que afirma que la televisión generalista ha fracasado en su intento de segmentar la publicidad, práctica que en cambio goza de una excelente salud en Internet. Es curioso que un sector relativamente moderno como el de internet vea sus cifras de inversión publicitaria crecer año tras año con este sistema, mientras las cadenas involucionan hacia todo lo contrario, en algunos casos forzando a las empresas a fusionarse en busca de la subsistencia, una fusión que no hace sino insistir el mismo modelo de publicidad a cañonazos que no deja espacio para muchas empresas y productos que tienen dinero para promocionarse, pero no encuentran dónde hacerlo en el panorama televisivo.

A simple vista, no se comprende que los dos grupos de comunicación más potentes hayan elegido segmentar claramente sus ofertas de programación si posteriormente no van a sacar partido a esos nichos de mercado, que en este caso además ni siquiera son especialmente reducidos. Originalmente creados, entendemos, para diversificar y proveer a cada espectador y marca una encaje mayor, finalmente han acabado siguiendo una pauta única que lo mismo anuncia una maquinilla de afeitar a la audiencia de Divinity que unas compresas a los espectadores de Nitro.