Hoy toca otra vez mencionar brevemente algunas de las noticias relevantes de la semana:
Por una parte, vemos la creciente preocupación por las cuentas de TVE, con esos recortes que amenazan la subsistencia de algunas de las series más exitosas y caras de la pública. Productos como Cuéntame o Águila Roja podrían no poder pagarse y estar condenados a desaparecer de la parrilla, aunque parece evidente que no les iban a faltar novios en su búsqueda de un nuevo lugar para emitirse.
Buscando fórmulas para la nueva TVE y a la vista de la apuesta que La Sexta ha hecho por un éxito de crítica como Crematorio, quizá podríamos encontrarnos ante una buena opción para la televisión pública, en segunda ventana de explotación de otros productos que se estrenen en televisiones de pago y que, por su carácter «especial» sean, a priori, minoritarios ¿no es esa acaso la función principal de un servicio público?
Otra de las noticias del día es el enfado de Telecinco ante el anuncio de Antena 3 del estreno del programa El número uno, un nuevo show de talentos musicales que, según la cadena de Vasile, sería un plagio de Operación Triunfo, formato del que aún tienen los derechos. Desconozco cuales son las particularidades de este nuevo programa que prepara Antena 3, pero no parece muy posible que un formato de estas características sea susceptible de considerarse un plagio, toda vez que hay en el mercado en este momento suficientes programas similares como para ir tomando piezas de unos y otros y conformar una nueva oferta que sea parecida sin ser lo mismo. Nos topamos aquí con la dificultad de registrar unas ideas y las numerosas posibilidades que existen para, retocando apenas unas piezas, evitar la acusación o, al menos, evitar que esta llegue a buen puerto. Habrá que ver el estreno para juzgar, pero no le veo mucho sentido y me parece que la competencia acaba de hacerle una estupenda campaña de promoción a Paula Vázquez y su show.
Otra de peleas entre máximos rivales (esto dentro de poco va a parecer un Real Madrid-Barça o un PP-PSOE. Ya me veo teniendo que decidir si soy de unos o de otros), en este caso a cuenta de los derechos de la Fórmula 1, que La Sexta parece no poder pagar y que, por tanto, saldrán a subasta. Aquí ha salido rápidamente Telecinco a pedir máxima transparencia en el proceso, alimentando la sospecha de que Antena 3, por estar ahora fusionada con La Sexta, podría abusar de esta posición para quedarse con los derechos. De entrada, no comprendo como puede estar Antena 3 interesada en pagar por algo que La Sexta no puede sostener si se supone que ahora son un mismo conglomerado de empresas (aunque no compartan monedero), pero tampoco entiendo el interés de Telecinco en quedarse con unos derechos que ya perdió en su momento por una cuestión de dinero cuando la situación económica era mucho mejor, cuando la crisis publicitaria no estaba tan acusada y, sobre todo, cuando Fernando Alonso salía en cada carrera con opciones de ganar, no solo el Gran Premio correspondiente, también el mundial. Y es que no hay duda alguna de que la principal crisis de las carreras de F1 en nuestro país viene dada por la incapacidad de encontrar rivales a Vettel.
La Fórmula 1 es un deporte con muchísimos seguidores, desde hace mucho tiempo, seguidores que han llegado a pagar cantidades importantes de dinero por suscribirse a ofertas de pago con las carreras cuando este deporte era minoritario y luego llegó Alonso y las carreras en abierto. Aunque en un principio Schumacher era también un objetivo inalcanzable, el chavalín español que iba remontando puestos en el mundial y plantaba cara a los mejores daba noticias y audiencias y el deporte comenzaba a interesar al común de los mortales, a esos que solo vemos algunas cosas en televisión para disfrutar de la gesta, para ver a los nuestros luchar y prosperar, sin mayor interés ni conocimiento del deporte concreto. Fue entonces cuando aprendimos lo que eran los slicks, las estrategias de paradas en boxes y un «se-ha-engachao», siempre de manos de un Antonio Lobato despreciado por los grandes conocedores de la F1 que nunca han comprendido que se trataba de hacer llegar los básicos al público masivo, de lograr que pusieran el despertador un domingo a las siete de la mañana para ver una carrera.
Pero tan rápido como subieron Alonso y sus audiencias han subido Vettel y los Red Bull y, de pronto, nos encontramos con unos espectadores perdidos, que no encuentran motivación para dejar la comida pendiente hasta las cuatro de la tarde, sabeedores como son desde el día anterior de quién será el vencedor de la carrera, casi hasta de quien será el segundo clasificado. En deportes esto no puede pasar, porque las audiencias se van y son muy difíciles de recuperar. Y con las audiencias se van los anunciantes y sin ellos las cuentas no salen. Más que pelear por los derechos del nuevo mundial, las cadenas necesitan un revulsivo, un rival, un villano como aquel Hamilton que no solo plantaba cara en las carreras, sino que se perfilaba como el enemigo perfecto para hacer del mundial un serial televisivo redondo. Más que invertir en los derechos, las cadenas necesitan invertir en un coche. Quedan menos de dos meses para que se reinicie la competición, nunca antes tanta gente habrá cruzado los dedos por un Ferrari que funcione.
Y por último, tengo que hacer mención al estreno de Touch, la nueva serie de Kiefer Sutherland, que me ha dejado bastante fría. Tenía muchas ganas de volver a verle, aunque haya dejado atrás su seguridad de hombre de verdad. Su presencia aporta solvencia y serenidad, si, aunque te lo imagines a punto de dar un mamporrazo en cualquier momento, a mí me da tranquilidad verle (¡me siento seguraaaaaa!). En esta historia interpreta a un viudo, padre de un niño que no habla pero que tiene un don especial para la numerología, recordando en cierto modo a los patrones de Numbers, pero yendo más allá, con un cierto aire sobrenatural que no terminan de explicar. Este piloto comienza sosegado y va hilando bien las tramas y las relaciones entre personas y acontecimientos que plantea, hasta un desenlace final que tiene cierto sentido, pero que no sorprende ni conmueve y parece dejar cerrado tanto como para no verle mucho más recorrido. Evidentemente, todo depende de hacia donde vayan los siguientes episodios y por dónde decidan mantener la tensión y la curiosidad del espectador, habrá que esperar pero, por lo pronto, frío, frío.
Por lo que he leído, sería una estratagema de La sexta y Antena 3 para evitar problemas de Competencia. Al parecer, hasta junio no pueden actuar como un todo, y no pueden pasarse derechos así como así. Tienen que hacer estos paripés. Pero vamos, que ni idea.