Lo mejor de llevar las expectativas muy bajas es que difícilmente te puedes sorprender de forma negativa y, en no pocas ocasiones, te encuentras con que las cosas no son tan malas como podría parecer. Esa ha sido la principal virtud de La Fuga, que venía precedida de una historia que no auguraba nada bueno, con cambios de orientación y ambicioso planteamiento que hacían presagiar un quiero y no puedo de rápida cancelación.
Sin embargo, la serie resulta ser muy digna, confirmando una vez más que, al menos en estos últimos años, los dramas se nos dan mejor que las comedias y que no debemos descartar que, con los tiempos, los medios y los presupuestos de otros países, quizá la cosa podría ser aún mejor.
La Fuga es muy parecida a Toledo en alguno de los aspectos que reseñaba precisamente ayer: plantel de actores conocidos y muy correctos, aunque en esta no haya pesos pesados de la escena, ambientación general claustrofóbica y deshumanizada muy lograda, siempre y cuando olvides que se trata de un intento de carcel futurista y lo dejes más en concepto moderno de carcel, definición de personajes tópicos pero tan presentes en cualquiera de las producciones de ficción, sea cual sea su nacionalidad, que nadie debería abandonarla por ello y factura muy correcta. En general, un buen rato de entretenimiento con aspecto diferente.
El problema: la duración y el ritmo, absolutamente soporífero, inadecuado para un estreno, por mucho que el resto de elementos estuvieran bien (algo deberíamos haber sospechado cuando anunciaron a bombo y platillo que el tema de la cabecera era obra de Nena Daconte). La culpa: posiblemente la dichosa necesidad de producir episodios de 70 minutos (aunque hay producciones que son capaces de llevar esto con mucha más alegría y soltura). O puede que no, que sencillamente el ritmo que se ha querido dar a la serie sea ese (que no todo tiene que ser acción) y esa pausa sea un elemento narrativo más, elegido así para representar el tedioso paso del tiempo de una carcel ubicada en una plataforma en medio del océano. Si esta era la intención, ‘chapeau’.
El estreno logró liderar la noche, con un 16,9% de share que la convierte en el mejor estreno de ficción de la temporada (lo que da una idea de lo bajito que estaba el listón) y entre los comentarios que pude ir leyendo en twitter durante la emisión, llamaban la atención las continuas referencias a Celda 211, Prison Break o incluso a una inédita Alcatraz, que precisamente he podido ver en preestreno de TNT a las pocas horas y ciertamente tiene algunos lugares comunes, muchas referencias aunque a mi a lo que me recordaba realmente era a El Barco. Eso si, que dejen de llamarle serie futurista porque, por el momento, las únicas referencias a algo de estas características son los modelitos del Decathlon de los guardias y sus protectores estilo Donatello.
A mí me ha gustado mucho este primer episodio. Totalmente de acuerdo en que en España las series son demasiado largas. Conste que no soy de la que piensan que fuera todo se hace mejor (en absoluto) pero en este aspecto sí que tendríamos que aprender de los de fuera: con 45 minutos es más que suficiente. Lo bueno, si breve, dos veces bueno. En cuanto a las referencias, es curioso que nadie la haya comparado con la película «La isla» de Michael Bay. Para mí, más que de «Celda», «Prison», «El barco» y demás, bebe de las fuentes de «La isla» (hasta en el vestuario). Lo dicho: de momento, me gusta.