La Noria se transforma: como cabía esperar después de la nefasta gestión de crisis de Telecinco, La Noria desaparecerá de la parrilla a la vuelta de las vacaciones, dando paso a un nuevo programa llamado El Debate, centrado en la parte más política del programa y empujando la sección rosa/amarilla/negra al late night. Parece que la llegada del nuevo gobierno hace necesario que algunos habituales del programa saliente nos expliquen a los pobres ciudadanos cómo son las cosas desde su siempre equilibrado y objetivo punto de vista periodístico.
Las informaciones apuntan a que Jordi González seguirá al mando de la parte política que aventuro puede hacerle la competencia en forofismo y colaboradores fuera de quicio a cualquier emisión de Sálvame o Punto Pelota y hasta dotar de seriedad a cualquiera de los programas de prime-time que emite Intereconomía.
La miniserie Marco ya tiene fecha de estreno: será el próximo lunes 26, como colofón a unas siempre emotivas fiestas navideñas. Desde un principio he sido bastante reacia a la producción de esta lacrimógena historia pero, con el paso del tiempo, el marketing de presión ha hecho su efecto y ya no me parece tan mal. Que la produzca Bambú es un punto a favor de su calidad y que la emitan en estas fechas, un elemento más de ñoñería navideña que hace que encaje estupendamente en la parrilla. No creo que la vea, pero ya no me da tanto repelús como antes y no podemos negar que el protagonista es una monada.
Despiste máximo con Acorralados: no soy seguidora fiel del programa, pero sí me gustaba pasarme un rato cada jueves para ver cómo iban las cosas, quién se quedaba y se iba y quienes despuntaban como favoritos. Desde esa perspectiva de visitante ocasional, yo hace tiempo que tenía claro que Nagore podría ganar el concurso, pese a la fama de bruja que en su momento cosechó en Gran Hermano, aunque ayer pensé por un momento que Raquel Bollo podría ganar pese a no haber estado concursando desde el principio, el mayor handicap que cualquier concursante de reality puede arrastrar. No hubo sorpresas y ganó la bruja reconvertida en nuera de vedette.
Pero el despiste lo he tenido esta mañana cuando he entrado a la web de Telecinco a consultar el desenlace final del programa y he visto imágenes de las finalistas en plató y paseando por las calles de Madrid cuando, en el rato largo que estuve viendo el programa, todo parecía estar desarrollándose en la granja, como el resto de semanas anteriores. Un buen rato he tardado, paseando por la web (el subidón de páginas vistas de esta mañana es todo mío), en entender que las pruebas y conexiones que se hacían con la maravillosa Raquel Sánchez Silva eran desde el exterior de Telecinco y no desde Asturias. Si es que no se pueden ver los programas a medias.
Otro reality que acaba de terminar es Pekín Express, presentado en esta ocasión por Jesús Vázquez quién, con una personalidad que nada tiene que ver con la de Raquel Sánchez Silva o Paula Vázquez, creo que estado muy a la altura de un programa que muestra evidentes signos de desgaste propios del hecho de encontrarnos ante su cuarto año de emisión. A Jesús se le ha acusado de no implicarse y de estar más bien pasota, pero yo más bien creo que es el propio formato el que no da mucho más de si cuando se necesita que el presentador sea protagonista.
¿Las multarán a ellas o a telecinco por no llevar cinturón?