La profesión periodística anda toda revolucionada después de que ayer se aprobara que los miembros del Consejo de RTVE puedan acceder a la escaleta de los informativos de la cadena. Las palabras que se utilizan en todos los medios para comentar la noticia son control, supervisión y hasta espionaje.
Entiendo el revuelo montado en los medios por la sensación que esta noticia puede dar de que los informativos de la cadena pública van a ser aprobados o reprobados por los miembros del Consejo antes de su emisión, que podrán surgir presiones antes de la emisión de los informativos a la vista de las piezas en las que se está trabajando y que los distintos miembros de la redacción podrán recibir llamadas incómodas mientras desarrollan su trabajo por parte de miembros políticos de la cadena, reclamando cambios o haciendo sugerencias más o menos intensas. Es una situación indeseable y que hace que los profesionales no se encuentren cómodos a la hora de hacer su trabajo, un trabajo que se supone independiente y responsable y cuya cadena de mando ya está establecida bajo estricto rigor periodístico.
Mi última frase suena muy bien, pero desengañémonos, todos sabemos que las televisiones públicas no disponen de libertad periodística absoluta y que, si bien hay etapas de mayor control o manipulación, al final siempre hay un jefe supremo, político, al que se rinden cuentas, aunque solo sea instintivamente y aunque sea en contra de la voluntad de algunos de los que trabajan en la cadena. Entiendo el malestar entre los responsables de los informativos y sus compañeros de profesión, pero no creo que esto deba nublarnos la vista y convertir de pronto a la cadena pública en un ejemplo de independencia periodística amenazado por unos señores que, para empezar, deberán aprender a usar el iNews sin romper nada, que no es poco, como si estos mismos señores hubieran estado calladitos y quietecitos antes.
No seré yo quién salga en defensa de representantes políticos y miembros de los sindicatos como si fueran unas pobres hermanitas de la caridad bienintencionadas y necesitadas de apoyo, pero creo que desde el punto de vista formal, aunque pueda quedar estéticamente muy feo y sospechoso, la petición de acceder a un sistema informático en el que hasta los becarios parecen tener permisos, a mí me suena coherente, toda vez que estos señores son una parte más de la cadena de responsabilidad del medio y no tienen por qué tener prohibido el acceso a ninguna de las operaciones del canal. Considerar que la escaleta de un informativo ha de ser secreta para que los miembros del Consejo no se molesten por lo que en ella aparece, es partir de la base de se está haciendo algo que debe ser ocultado y a mí eso tampoco me gusta. Que les dejen mirar y no tocar y luego ellos ya decidirán si se quieren poner en evidencia intentando manipular lo que todavía no está en emisión. Y si tan molesta es la presencia de los políticos en la cadena, lo que tienen que hacer es eliminarlos y seguro que todos viven mucho más tranquilos.
ACTUALIZACION: Menos de 24 horas han tardado en dar marcha atrás.
«todos sabemos que las televisiones públicas no disponen de libertad periodística absoluta y que, si bien hay etapas de mayor control o manipulación, al final siempre hay un jefe supremo, político, al que se rinden cuentas, aunque solo sea instintivamente y aunque sea en contra de la voluntad de algunos de los que trabajan en la cadena.»
Lamentablemente, todos sabemos que en España pasa esto en las estatales, en las autonómicas… y por desgracia también en las privadas, pues todas están en conglomerados de medios con contactos políticos, el reparto de licencias es político… El problema con esto es que ahora las presiones van a ser aún más directas e inmediatas.