El pasado viernes estuve en una conferencia de Ramón Campos, productor en Bambú, responsable de series como Guante Blanco, Desaparecida, Hispania, Gran Reserva y ahora Gran Hotel. Más que una conferencia, se trataba de una entrevista distendida de la man de Joseba Fiestras, director del curso de verano de El Escorial que se cerraba con esta intervención y responsable también del FesTVal que este año, por tercera vez consecutiva, tendrá lugar en Vitoria a principios del mes de septiembre.
Ramón Campos se mostró como un productor valiente, con las ideas muy claras, con gran control sobre sus producciones y nos dejó una serie de buenas reflexiones sobre cómo afrontar esta difícil tarea de vender series de ficción a las cadenas y desarrollarlas, confiando en que el público las reciba bien y las aupe a la continuidad.
Concretamente en el caso de Hispania, Ramón nos contaba que se trataba de su «serie de chulería», aquella que les encantaría hacer pero que, por sus características, no es fácil de vender, ni es la prioridad cuando se visita a las cadenas, más bien un «que sepas que quiero y puedo hacer esto, pero entiendo que te sientas más cómodo con esto otro», momento en que se saca el proyecto conservador. Hasta que la apuesta de chulería cuela y la locura invade la productora.
En el éxito de Hispania, no solo cuenta el buen hacer de la productora y la confianza y promoción que se tenga desde la cadena que lo emite, en este caso Antena 3, sino también factores externos inesperados e incontrolables que ayudan a crear expectación. En este caso, Ramón agradece la ayuda no intencionada de Telecinco a la hora de aupar a los romanos al estrellato, gracias a la fuerte contraprogramación que ejercieron con su mini-serie Felipe y Letizia, contraprogramación que alertó a gran parte de la audiencia de que en Antena 3 se preparaba algo grande. Considera que sin esa ayuda, probablemente la promoción de la serie habría sido menor y su impacto podría haber disminuido considerablemente.
En este sentido, destacaba Ramón la importancia de hacer un primer episodio extraordinario, donde no se escatimen recursos ni presupuesto, pues considera que rara vez la audiencia rescata un producto que no ha funcionado en su primera emisión y, por tanto, debe apostarse todo a este estreno, aunque se pierda dinero. De hecho, la primera temporada no la consideran como proyecto del que conseguir beneficios, sino como inversión, tanto si la serie funciona y les da la oportunidad de hacer una segunda temporada, como si no tiene audiencia y es retirada precipitadamente de la parrilla o simplemente no renovada, momento en el cual debe quedar patente la capacidad de la productora de hacer un trabajo digno y de calidad, aunque haya que trabajar en los motivos por los que no conectó con la audiencia. Dejando el pabellón alto en materia de calidad, entre los compañeros de profesión, las cadenas y la crítica, la productora se asegura de que un producto «fracasado» pueda seguir siendo una buena carta de presentación. El ejemplo más claro de esta filosofía es Guante Blanco que, pese a no funcionar en audiencia, dejó a todo el mundo con un buen sabor de boca y pueden lucir orgullosos el título de responsables del mismo.
La charla llevaba el título de Ficción sin complejos, nombre que responde a la actitud con la que Bambú se enfrenta a sus proyectos, tanto con las series que proponen, no temiendo presentar ideas que puedan parecer descabelladas o imposibles de hacer en España, como con la selección de actores, no importando cuan inalcanzables parezcan a la hora de proponerles un papel en sus series. Así, se han conseguido grandes intérpretes para sus proyectos como Lluis Homar, Emilio Gutierrez Caba o la reciente incorporación de Concha Velasco a Gran Hotel. Este es el pistoletazo de salida para la selección del reparto, pues una vez tienes una gran figura protagonista, convencer al resto de los intérpretes de que se unan al proyecto es mucho más fácil.
Escuchar a Ramón ha sido todo un lujo que además se ha pasado volando y solo tengo palabras de admiración para su trabajo y su forma natural y amena de contarlo. Tan solo me queda la espinita de haberle oído durante la charla una expresión en mi opinión desafortunada, aunque no quise entrar a discutirla en el turno de preguntas, cuando se refirió a las críticas que la ficción española recibía de parte de «los talibanes de internet». Personalmente no me doy por aludida, pues yo siempre intento ser respetuosa con el trabajo de los demás cuando doy opiniones negativas y no sé si se refería a la crítica general en la red o simplemente a gente que, sin respeto alguno y sin análisis, se lanzan a criticar por criticar todo aquello que huele a éxito en nuestro país. Pese a todo, estas personas son también el público, son también aquellos a los que los «entretenedores» se deben y no son en absoluto fruto de internet, ni están haciendo esas cosas amparados por un anonimato que les protege. Las críticas feroces a los medios, a la televisión, a los productos de ficción y sus actores siempre han existido, siempre ha habido corrillos alrededor de la máquina de café, en los bares y en las plazas en los que se ha «destrozado» despiadadamente el trabajo de otros, simplemente antes no lo podíamos escuchar, no podíamos reaccionar, no se podía trabajar en ello para mejorarlo. Lejos de ser un problema, la red y sus «talibanes» nos permiten escuchar unas voces hasta ahora silenciadas por la imposibilidad de estar en varios sitios al mismo tiempo pero, como creadores, tener acceso a las opiniones negativas es un auténtico tesoro por el que debemos estar muy agradecidos.
Yo creo que el gran problema de la ficcion española lo apunta el mismo, «me gustaria hacer esto pero te vas a sentir mas comodo con esto» y así salen lo productos calcados unos de otros, que tendran su audiencia pero que la gente no lo valorara.
Cuando arriesgas salen cosas interesantes, cuando intentas no hacer un producto para gente de 8 a 88 años es cuando de verdad se ve que al menos hay imganicion y proyectos diferentes, caso de «Que paso con J Sanz», «Crematorio» o para mí la mejor serie española de la decada «Vientos de Agua»