Dos noticias televisivas relacionadas con las redes sociales son hoy portada de distintos medios de comunicación y suscitan la conversación entre usuarios y espectadores de unas y otras empresas.
Por una parte, tenemos la información de que la BBC podría estar estudiando restringir el acceso a Twitter y Facebook entre sus empleados y además imponer algún tipo de sanción cada vez que se vayan de la lengua. Según parece, algunos de los trabajadores de la cadena, por los ejemplos son personajes conocidos, muy seguidos y de los que aparecen en pantalla, habrían destripado algunos de los secretos mejor guardados de los programas en los que intervienen, desarmando las campañas de promoción y comunicación planificadas por la cadena.
Parece evidente que, en estos casos, no se trata de un problema de uso de las redes sociales, sino de una elemental falta de sentido común entre quienes hacen estos comentarios. Cualquier empleado de casi cualquier empresa sabe qué cuestiones relativas a próximos lanzamientos son conocidas por el público general o por la competencia y cualquiera de ellos es consciente, o debería serlo, de qué tipo de información es sensible y cual es accesoria. Ser imprudente en lo que se cuenta «al mundo» a través de las redes sociales o cualquier otro medio es simplemente un problema del individuo en cuestión y no de los medios que utilice para meter la pata,
Por su parte, las cadenas deberán hacer hincapié en la necesidad de ser discretos y especificar qué cosas son una herramienta de promoción que debe ser ocultada hasta el momento preciso y, en caso de que se salten estas reglas elementales, si, sancionar a quienes perjudiquen las campañas por un exceso de locuacidad.
Por otro lado, la HBO, lejos de querer restringir el acceso a determinadas redes sociales, lo que busca es fomentarlo y atraerlo y por ello ha creado HBO Connect, su propia red social para fans y espectadores de sus programas. Con este lanzamiento, pretende aglutinar toda la conversación que existe en internet sobre su programación en un único lugar y aprovechar las ventajas que esto conlleva.
Personalmente, me parece una iniciativa muy interesante y, aunque estoy segura de que tendrá mucha aceptación y funcionará realmente bien en términos cuantitativos, no considero que sea un producto atractivo para usuarios que, como yo, no solo quieren hablar de series de televisión, sino que buscan una conversación global con sus seguidores y seguidos, más natural y sin estar restringida a los intereses comunes.
Creo que las redes sociales han logrado unir a personas con aficiones o profesiones parecidas que se enriquecen con los conocimientos y opiniones sobre temas comunes, pero también creo que la principal de sus virtudes es acercarnos a esas otras cuestiones que, de otro modo, no tendríamos tiempo o curiosidad por consultar. En cualquier caso, bienvenidos sean los experimentos, los avances y la adopción de herramientas que funcionan para incentivar el consumo y aceptación de los productos televisivos.
¿Restringir el acceso a los empleados a twitter y facebook? ¿Y qué tal prohibirles usar el teléfono y escribir cartas? ¿Y hablar con nadie?
Parecen no distinguir entre la prohibición de hablar de un tema y la prohibición de usar un medio. Si yo soy discreto, lo soy en Facebook y al hablar con mi vecino que es un fan entusiasta de la serie. Si soy un cotilla, también lo soy en ambos casos. En el primer caso me prohiben usar Facebook sin razón, y en el segundo caso me iré de la lengua igul, sin necesidad de Facebook.