Ayer Telecinco, en el más puro estilo 12 meses 12 causas, decidió mostrar su apoyo a la huerta almeriense y, pepino en mano, se paseo por platós, redacciones y pasillos fotografiando a sus estrellas con estos vegetales que tan mal momento están pasando. Las fotografías eran de lo más informal, algunas incluso aparecen movidas y mal encuadradas, más propias de una sesión de fotos entre amigos que de un seria jornada de promoción, pero funciona. La espontaneidad y los defectos de gente a la que habitualmente vemos tan colocada y tan distante es una manera más de acercarse al público, de llegar a la gente que te ve día a día con la barrera de la pantalla del televisor, una barrera que con las redes sociales y estos experimentos «caseros», se va difuminando a la misma velocidad que los propios aparatos van adelgazando.
Pero, como siempre ocurre en estos casos, hay quienes están en contra de la iniciativa, unos por considerarla oportunista, otros por opinar que se trata de algo cutre, y seguramente haya unas cuantas críticas más. ¿Es que no hay manera de acertar cuando se trata de televisiones? Yo creo que se trata de una buena idea, de una forma divertida de afrontar un problema grave que está afectando a miles de familias en un momento ya de por sí complicado económicamente y que, lejos de frivolizar, consigue concienciar a la gente del problema o, por lo menos, hacer que nos sintamos más unidos y, a base de la machacona insistencia desde todos los medios, nos planteemos comprar pepinos cuando vayamos al supermercado, aunque sea algo que no hagamos habitualmente.
En estos casos, cada uno colabora con lo que tiene y si eres un canal de televisión con una marcada personalidad desenfadada, lo mejor que puedes hacer es una campaña de estas características, porque hacerla seria, dando datos científicos o trayendo a ilustres investigadores, tendrá un impacto mucho menor y se trata de meter los pepinos en las cabezas de la gente (lo siento, sé que suena mal, yo no tengo la culpa).
Seguro que muchos se han ofendido por el tratamiento dado, del mismo modo que les ha parecido mal la campaña Apadrina un pepino, por considerar que se tomaba a pitorreo el asunto, cuando estaba haciendo lo mejor que puede hacer una tienda online, acercar el producto a sus compradores, directamente desde el productos, que es quién peor lo está pasando. Son esos casos en los que la tensión o las simples ganas de protestar por todo, apartan a las personas de las buenas intenciones y la capacidad de cada uno de colaborar.
Si el problema fuera dentro de nuestras fronteras y convencieran a la Esteban de que apareciera comiendo un pepino, avanzarían mucho más que en cualquier sesuda campaña de comunicación que estuviera estudiando el gobierno. ¿Triste? Quizá, pero insisto, se trata de usar las armas de comunicación de cada cual para llegar al mayor número de gente posible, de la mejor manera, de colaborar con lo que tenemos. No lo despreciemos porque además Telecinco se apunte un tanto.
Me he enterado que enviarán cajas con pepinos para que los famélicos concursantes de Supervivientes coman algo y también hagan campaña.