… Y nos libre de algunos comentaristas televisivos
Boda del año: el príncipe re-heredero de la corona británica y su novia plebeya se casan con toda la pomba y boato de las bodas reales en una de las ciudades más bonitas del mundo, Londres. Los británicos se vuelcan en el espectáculo callejero y las televisiones de todo el mundo envían a sus reporteros para cubrir uno de los eventos más seguidos del año y posiblemente de la década… y no es deportivo.
En España, algunos de los comentaristas habituales del corazón son desplazados a la capital inglesa, mientras que otros compraten directo con las grandes damas de la mañana televisiva: Mariló Montero, Ana Rosa Quintana y una Susanna Grisso que da el cante con una pamela rosa que suponemos debió ser una parabólica en alguna vida anterior. Interminables horas de directo que las principales televisiones deben cubrir con imágenes de la señal internacional que adornarán con comentarios sobre los invitados, los atuendos que visten, la ceremonia que se espera y las inclemencias del tiempo, ausentes por fortuna en este caso.
Y el problema cuando hay que rellenar tantas horas de directo es que la gente se pone a hablar por hablar y llegan los errores, las tonterías y queda patente la falta de solvencia de algunos que confuden a uno de los invitados reales con Al Fayed (persona non-grata de la monarquía británica), aprovechando para soltar un discurso sobre la reconciliación de ambas familias que esto supone, otros confunden las flores de la solapa del hermano de la novia con un broche y sueltan otro discurso sobre lo moderno de la apuesta, y no faltan quienes se pasan medio paseo del coche de la novia diciendo que la chica que va con ella es su hermana y alabando el gran parecido entre ambas, hasta que ven a la chica que va con los pajes y damas de honor, que resulta ser la verdadera hermana de la novia. Decir cortejo fúnebre en lugar de nupcial, es un ‘lapsus-linguae’ que voy a intentar pasar por alto.
¿Y por qué TVE interrumpe la retransmisión cuando el príncipe Guillermo acaba de entrar en la iglesia? ¿Es que con la emoción no se acordaron de que ya no tienen publicidad?
Empieza la ceremonia y estos expertos en rellenar tiempo de televisión no paran de hablar: imposible escuchar los votos de los novios, las palabras del pastor o la música bellísimamente interpretada por profesionales e invitados como Elton John, ellos no paran de hablar y yo ya no lo aguanto más y busco nuevas opciones.
Buscaba la BBC, pero antes llego a la emisión americana de CNN y, varias horas después, todavía sigo enganchada, aunque a estas alturas los comentarios de relleno ya se parecen más a los nuestros (pero en ingles todo parece mucho más formal y elegante).
La ceremonia en CNN es un verdadero espectáculo, dedicado únicamente a disfrutar del evento informativo, de la retransmisión de lo que allí está ocurriendo: silencio absoluto de los comentaristas con una sola voz indicando los temas que se entonan o apuntando lo siguiente que va a ocurrir, nada más. Me ha recordado a un partido de tenis, donde los comentaristas apenas hablan entre punto y punto para comentar brevemente lo que ocurre. Hemos podido escuchar lo que la Abadia de Westminster respiraba con todo lujo de detalle y ver la espectacular salida de los recién casados con la música triunfal que les acompañaba, como un gran final de película donde lo único que podría estropear la escena sería una voz en off comentando los pequeños y acompasados pasos de la novia o la cara de nerviosismo del novio.
Hay quién afirma que estos ejemplos demuestran lo difícil que es rellenar varias horas de televisión en directo. Yo no puedo evitar discrepar: cuando el evento es majestuoso como este, no es necesario rellenar nada, solo hay que dejarse llevar… y callar.
Sólo puedo decir… Amen !!!