Aún corriendo el riesgo de contradecirme con algunas opiniones que ya he manifestado aquí anteriormente, he de decir que no todos los programa deberían «ser aptos» para estar en televisión, al menos no en los tiempos que corren en los que hay suficientes medios para hacer y emitir determinados contenidos.
En un sencillo ejercicio de zapping nocturno (y no estoy hablando de la madrugada, sino de antes de la medianoche) podemos encontrar numerosos programas que no aportan nada a la audiencia, algunos de ellos rozando la ilegalidad por ser un timo manifiesto (caso de los concursos) pero contra los que la justicia no parece poder actuar pese a las numerosas denuncias presentadas, quizá porque se encuentren en ese limbo que hace de algo una cuestión legal pero poco ética.
Dejando al margen estas cuestiones, los programas de concursos de este tipo y los cada vez más frecuentes astrólogos y echadores de cartas, no son más que un enorme anuncio de los números 800 a los que hay que llamar para contar con sus servicios, anuncios realmente costosos que sin embargo aportan credibilidad a lo que allí se hace, aunque quienes llamen puedan ser simples ganchos para que otros incautos espectadores piquen y consulten su buenaventura o apuesten su factura telefónica al nombre de cuatro letras que contiene la A. Al final, más anuncio que contenido y poco aporte al medio o quienes lo ven.
Cuando una determinada empresa concurre a un concurso de licencias de televisión, lo hace como empresa de contenidos audiovisuales, como creador de entretenimiento, de información, de ficción audiovisual y debería tener un compromiso de aportar este tipo de contenidos las 24 horas del día (espacios publicitarios al margen dentro de los límites que marcan las directivas europeas al respecto). Si sus medios no dan para producir o comprar suficiente material para rellenar la parrilla completa, estoy segura de que hay montones de estudiantes de audiovisuales, de creadores aficionados e incluso de profesionales en paro que estarían dispuestos a ceder sus obras para rellenar esos espacios, aunque sea de noche. Pero claro, eso no da dinero, aunque sea mucho más genuino.
El colmo de los programas de televisión que no son televisión lo he podido ver en Canal 7: el engendro se llama Sex Lumiere y se emite de lunes a viernes justo antes de la medianoche. Un cutrerío pseudo-porno en el que varias chicas medio desnudas aparecen sentadas en unas sillas, con una sola cámara enfrente y pidiendo a la audiencia que llame para charlar o hacer sus peticiones. Intuyo que además se puede contactar con ellas a través de internet, pues en ocasiones miran hacia lo que debe ser una pantalla con mensajes y responden incitando nuevamente a la llamada. Veo que tienen página de fans en Facebook y todo, así que podéis curiosear esta «maravilla de creación televisiva».
Obviando el factor X del programa en cuestión, el formato no puede ser más cutre: las chicas no hacen nada más que estar allí sentadas con su poca ropa, levantarse ocasionalmente a menear el culo o agacharse a ver si con suerte se les escapa una teta del escotado modelito y ya está y, para colmo, ni siquiera tienen gracia como strippers o provocadoras. Porque digo yo que, ya que te pones a hacer algo de este tipo, hazlo bien, pon chicas simpáticas, marchosas, que sepan moverse en condiciones… pues ni a eso llegan y ayer en concreto, únicamente quedaba una chica, lo que redundaba en un mayor aburrimiento al no tener con quién interactuar y ser lo más soso del mundo. Debí estar viendo el programa unos diez minutos y creo que dijo dos frases en todo ese rato. Y no es que el resto del tiempo estuviera contoneándose y haciendo lo que uno espera de estos programas, que va, la mitad del tiempo estaba fuera de plano (trabajar con una sola cámara es lo que tiene) y el resto del tiempo, pues qué queréis que os diga, supongo que hay gente que se pone con eso pero, puestos a pedir, estoy segura de que en internet hay cosas mejores.
La contradicción a la que aludo al principio del post se refiere a mi defensa a ultranza de que en la televisión actual, con la amplia oferta de entretenimiento existente dentro y fuera de la pantalla tradicional, cualquier cadena es libre de hacer lo que quiera siempre y cuando no sea ilegal (hablar de ética en este asunto es complicado, pues cada cual tiene sus valores), pero creo que al menos debería ser algo que podamos llamar televisión. Plantar una cámara enfrente de una persona que apenas comunica es difícilmente considerable como tal, pero tampoco sé si lo es una imagen de una gran pecera o de un cementerio por la noche y son dos interesantes apuestas de televisión alternativa.
La verdad, no sé qué pensar.
En la TPA ,por ejemplo,para rellenar contenido, además de las típicas repeticiones de los programas de producción propia, han optado por poner iágenes de webcams en directo de diversos puntos de la geografía asturiana, que visto lo visto fijo que es más interesante