La verdad es que no pensaba ver Happy Endings, ni siquiera recordaba que se estrenara esta semana ni casi su existencia, pero vi pasar un mensaje en Facebook de alguien muy exigente que la recomendaba y me picó la curiosidad, pese a que, una vez más, surgió la eterna comparación con Friends. Odio las comparaciones de este estilo, mucho más si se trata de la pandilla del Central Perk.
El inicio de la serie es interesante, ese homenaje a El Graduado es una buena manera de empezar, aunque ya desde el principio me caiga mal la protagonista, una Elisha Cuthbert insoportable desde su primera aparición como Kim Bauer y a quién nunca he podido resarcir en mi mente, menos ahora que parece volver a caer en un papel poco simpático.
Sin embargo, la serie fluye, a diferencia de otras por el estilo que han intentado ocupar el espacio de sit-com para treintañeros. La premisa es tan sencilla como repetida: seis amigos, tres chicos y tres chicas, dos son pareja, dos han dejado de serlo, uno es gay y la tercera una mentirosilla que busca novio como loca. Encuentros constantes en bares, cafeterías y restaurantes completan el panorama.
Los personajes femeninos son un poco intensos, como esa gente a la que acabas de concoer y se esfuerza por parecer simpática pero solo logra agobiarte. Los personajes masculinos son más normales, aunque el gay parece hetero y el hetero gay. No tiene mal material, podría funcionar, pero ha de limar algunas asperezas y dejar de ser intensa para convertirse en simpática.
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