Muchas han sido las declaraciones tuiteras que desde ayer se han sucedido a propósito de la entrevista de Andreu Buenafuente a la ministra Sinde. La presencia de esta invitada en el programa había generado muchas expectativas y las no infrecuentes puyitas que desde el programa o la gala de los Goya había lanzado el presentador, hacían pensar a muchos que la entrevista merecería la pena. Aprovechando que el programa se emite en La Sexta 2 alrededor de las diez de la noche, tuvimos oportunidad de leer dos oleadas de críticas a la entrevista, a cada cual más decepcionada.
Personalmente, no vi la entrevista, ni a las diez, ni a las doce, me bastó con lo leido y con lo que ya sabía de entrevistador y entrevistada para saber que no me interesaba, pero no por ello dejó de sorprenderme la actitud de muchas personas que acusaban a Buenafuente de no ser incisivo, de no hacer las preguntas que están vivas en la calle, de no «acorralar» a la ministra. Él mismo se defiende hoy de estas opiniones, aduciendo que ese no es su estilo y la verdad es que tiene razón. He visto muchas entrevistas de Buenafuente y no recuerdo una sola en la que haya incomodado al invitado o en la que haya siquiera esbozado un amago de periodismo, entre otras cosas porque, ni Buenafuente es periodista, ni el programa va de eso.
¿Que podría haber estado más sarcástico en sus preguntas? Probablemente si. ¿Que podría haber soltado alguna gracia como las que suelta cuando la ministra no está mirando? Seguro. Pero lo que no podemos pedirle es que entreviste a Sinde sobre cuestiones serias y las polémicas que adornan su gestión porque en las entrevistas de Buenafuente lo de menos es el motivo por el que los personajes acuden al programa, van porque van y listo.
Quizá lo que ha ocurrido es que hemos tardado todo este tiempo en darnos cuenta de que las entrevistas en BNF no tienen interés periodístico, ni chicha, ni limoná y ya nos vale, que el hombre lleva un tiempo en pantalla, por muy tarde que se emita su programa. Pedirle que se convierta en Gabilondo es absurdo, aunque tengo mis serias dudas de que Gabilondo, el digno, hubiera hecho una entrevista menos complaciente… que se la dejen a Ana Pastor, a ver si ella si, le da un repaso.
En cualquier caso, los que se quejan tienen mucha razón en algo: si no se pensaba entrar en materias polémicas ¿para qué llevarla? ¡Con lo sosa que es!
Coincido plenamente contigo. Post muy lúcido.