Yo soy de las que ve la tele con convicción, consciente de que la publicidad es un mal necesario y hasta contenta de que ocasionalmente me pongan una buena tanda de anuncios para poder atender otras necesidades, fisiológicas o no. Compagino el visionado de programas y series en la televisión en abierto y sus interrupciones, con el de serie grabadas de la televisión de pago en las que, ya que puedo, elijo si pasar los anuncios en fastforward o dejarlos correr. A esto sumo la descarga de otros contenidos a los que ya les ha sido recortada la publicidad, pero no por este hecho, sino por el ansia de verlos tan pronto se han emitido sin necesidad de esperar a que alguien decida programarlos y esperar a que coincidan con mis hábitos de consumo (aunque en mi caso particular, que la emisión de una determinada serie me pille sentada frente al televisor no es tan complicado).
De todas las opciones, evidentemente la más pesada es la primera, con interrupciones frecuentes, largas y, lo que es peor, mal ubicadas en el ritmo narrativo, que desesperan más por la frase cortada o los apenas 30 segundos de contenido que intuimos pendiente, que por el mero hecho de la interrupción. Sin embargo, la fuerza de la costumbre nos hace permanecer ahí, impasibles ante la pantalla en la mayoría de los casos y resignados (seguramente muchos de los que me leeis en este momento, no lo hacéis ya, pero no olvidemos que aún son millones los que disfrutan de la televisión a la antigua usanza).
Sin embargo, las nuevas formas de consumo ni tienen como target a los espectadores de siempre, ni nacieron con la publicidad asociada al contenido, luego debemos afrontarlos desde otro punto de vista diferente, como consumidores y, sobre todo, como proveedores de contenido, los que mayormente están fallando a la hora de plantear estrategias competitivas de publicación de vídeo online. A mí personalmente me parece claro que no pueden ponerme un anuncio de 30 segundos en cada clip de vídeo resúmen de un programa que ya ha pasado. Es algo que no admito como consumidora y que, salvo que tenga muchísimo interés en ver algo concreto, no voy a aguantar. Es un programa que ya está amortizado en su estreno televisivo y, salvo que me lo vayas a poner íntegro otra vez (y aún así, sería discutible) no quieras exprimir mi atención poniendo anuncios que duran tanto o más que la pieza en cuestión, porque tú eres el primer interesado en que yo vea ese clip, que está funcionando como promoción de tu programa y que deberías estar deseando que vea para conducirme a la siguiente emisión del programa completo.
Si encima tienes la web llena de clips a priori interesantes y en cada uno tengo que ver un anuncio en preroll, ten por seguro que veré uno o como mucho dos, en lugar de pasar un buen rato entretenida en tu entorno, con tus contenidos y llevándome una buena imagen de tu cadena.
Creo que te refieres a cierta serie «marinera» que emitieron anoche… se pasaron 3 pueblos con la publicidad sobretodo al principio.