¿Por qué hay series que nos enganchan tan pronto se enciende el piloto y otras que languidecen semana a semana en nuestro televisor? ¿Por qué producciones de bajo presupuesto nos atan a la silla tontamente mientras otras, mucho más cuidadas y con profesionales de primer nivel, no logran dar la talla en nuestro particular medidor de éxito? Preguntas imposibles de responder con un solo patrón de medida y comportamiento pero que nos hacen ver o abandonar las series sin pensarlo y, muchas veces, sin ser capaces de explicarlo. En los últimos meses a mí me ha pasado con algunas:
Hellcats: no sé si esto puede considerarse un abandono porque apenas he visto los dos primeros episodios, pero en ningún momento he sido capaz de encontrarle el más mínimo interés a la serie y, en consecuencia, no llegué al tercero. Después de oir hablar tanto de ella y con el tema de las animadoras como excusa, imaginaba una serie llena de malvadas rubias en minifalda y sin embargo me he encontrado un grupo de estudiantes de buen corazón e infancia difícil que no engancha. Ni siquiera los numeros acrobáticos de los equipos y la competición al estilo Glee me han generado el más mínimo atisbo de emoción.
Blue Bloods: esta semana llega a la televisión de pago española y estoy dispuesta a darle una nueva oportunidad pero, hasta el episodio cinco, no he logrado entretenerme con ella, pese a estar protagonizada por actores que ya me han gustado en otras series y contar con el mismísimo Tom Selleck como patriarca de la familia de policías que mejor resultado está dando en la parrilla norteamericana. Además, cuenta con la clásica historia familiar tras la pura trama policial, algo que en mi caso garantiza la atención pero, por el momento, no termino de verlo claro.
The Event: catalogada por muchos ya como la nueva Flashforward, esta serie, como aquella, comenzó con un espectacular piloto y, pese a que hasta el momento he sido capaz de sentarme a ver todos sus episodios, el hastío empieza a poderme y las papeletas que tiene para ser cancelada minan mi perseverancia. El episodio 13 está aparcado a la mitad en algún lugar del disco duro, esperando no sé muy bien a qué, quizá a la noticia oficial de su cancelación para evitar el remordimiento.
Mr.Sunshine: esta si que confío en que la cancelen lo antes posible porque yo ya he dejado de verla y me caen tan bien los protagonistas que, pese a que me encantaría que les fuera bien y la serie remontara, no tengo ninguna confianza en ello y, cuanto antes dejen de sufrir, mejor lo pasaremos todos.
Gossip Girl: esta no la he dejado ni lo haré. Es lo que ocurre cuando has invertido tantas horas de tu vida en un producto que, por muy malo que sea, sientes la obligación de quedarte hasta el final, por todo lo que vivimos juntos y sin perder la esperanza de que las cosas vuelvan a ser lo que un día fueron. Si bien físicamente sigo con ella semana a semana, mi corazón hace tiempo que pasó a convertirse en patata mientras la veo y los últimos acontecimientos no hacen sino convencerme de la falta de ideas a la que han llegado los guionistas.
Los Protegidos: una española, que también las hay. Seguí la primera temporada prácticamente completa, pero su llegada a la segunda edición al mismo tiempo que el defenestrado OT hizo que no empezará a verla de nuevo y, como comprenderéis, no es una de esas series que a mi edad despierten el interés por verla en algún otro momento que no sea el estreno en emisión. Ahora que no tengo la opción musical, ya he perdido el interés lo suficiente como para no volver, aunque me alegro de que no les vaya mal porque es una serie entretenida para terminar la semana y porque Antonio Garrido sigue siendo uno de mis actores favoritos, aunque su papel en esta producción sea un poco más ñoño de lo que espero ver de él.
Ángel o Demonio: otra española juvenil que he seguido de forma entretenida hasta que ha surgido algo mejor, en este caso Downton Abbey. Las historias de Valeria y los diablillos que la rondan eran una opción aceptable para la noche de los martes hasta que han llegado los maestros británicos a despertarnos del sueño de una televisión mejor. Aunque no me arrepiento de haberle dedicado unas cuantas horas de mi vida a esta serie nacional, me he entretenido y creo que es fundamental para conocer lo que se cuece en la producción española, no puedo resistirme a una buena historia de época.
¿Y tú: qué has abandonado a estas alturas de la temporada?
A estas alturas abandoné The Event y V.
La primera por lo mismo que tú. V, sin embargo, proque cada vez me parecía más y más ridícula dentro del halo de seriedad que quería poner. Situaciones demasiado inverosímiles y ridículas que hacían que no pudiera tomármela en serio. Y tiene guasa que lo que menos me rechine de todo sean las cosas relacionadas con los «visitantes»…