Hace un par de días eran muchos los españoles que se felicitaban por la noticia de la retirada del concurso de Antena 3 Rico al instante. Desde que se puso en marcha este programa, han sido numerosas las actuaciones publicitarias de la empresa Zed para atraer a los ciudadanos a su negocio (en este caso el de los SMS premium) y no menos los usuarios que se han quejado de la agresividad de las campañas, calificándolas directamente de spam.
No he sido yo una de las afectadas, aunque en este caso y tratándose de algo televisivo de lo que inevitablemente he acabado hablando, no me hubiera importado tanto, pero no me ha hecho falta sufrirlo para darme cuenta de que la cantidad y contenido de los mensajes recibidos superaba con creces la capacidad de aguante de unos ciudadanos bastante curtidos en esto de la publicidad telefónica. Dicen los responsables de estos mensajes que ellos no han cometido ninguna ilegalidad, que los mensajes enviados no tienen coste alguno para quién los recibe y que estas personas están recibiendo esos mensajes porque en algún momento hicieron una transacción con Zed y autorizaron a la compañía a que utilizar sus datos con fines promocionales. Posiblemente tengan razón en lo legal pero ¿a qué precio?
Y es que no es suficiente con hacer las cosas por el camino de la ley, especialmente cuando se trata de un concurso de televisión que necesita conquistar a la audiencia y, en este caso concreto, conseguir adeptos que paguen por un servicio de pago asignado a su teléfono móvil. Si desde un principio acosamos a nuestros posibles clientes en cualquiera de las dos plataformas, por muy ajustado a la legalidad que esté el proceso, flaco favor nos estamos haciendo.
El programa apenas ha conseguido pasar de los 600,000 espectadores en sus emisiones, un pobre 5,2% de share que, entre otras muchas cosas, se debe a la mala ubicación en la parrilla los domingos por la noche y a la lacrimógena selección de concursantes que más parecían estar dando testimonios en El Diario, que asistiendo a un concurso de televisión. Por otra parte, Carlos Lozano parece no haber logrado nunca una empatía con el público suficiente para perdonarle al formato alguno de sus defectos y el descalabro ha sido total.
Pero no todo es alegría y Rico al instante no desaparece por completo, sino que se muda a Nova, no sabemos si en un intento por ser reflotado allí, una cadena con menores exigencias de audiencia, si por considerar que el encaje es mejor, tanto para el público como para los posibles concursantes o si simplemente se trata de una necesidad legal al haber recibido suscripciones de usuarios a modo de compra de boletos de una lotería que no puede desaparecer de la noche a la mañana. Si se trata de esto último, al menos dejarán de enviar mensajes con todo el amor de Carlos Lozano.
Yo si que recibí sms de esta gente (y jamás hice ninguna transacción con Zed Digital), eso si, no debía ser tan legal ese tipo de acoso promocional cuando al enviarles un email pidiendo que dejaran de immediato de enviarme sms o les denunciaba, los sms cesaron y me enviaron un email pidiendome disculpas.