¿Por qué mentimos cuando se nos pregunta por opinión y gustos televisivos? Es ya una tradición: todos los años sale alguna encuesta, de alguna reputada empresa de análisis, que afirma que los españoles no estamos contentos con la televisión que tenemos y que solo vemos documentales de La2, cuando la realidad es aplastante a la hora de contradecir estos datos.
Cuando se escucha a las personas de la calle dar su opinión sobre el panorama televisivo, parece evidente que sus respuestas toman la parte por el todo y no responden a la oferta televisiva general, sino a aquellos programas que atraen las mayores audiencias o generan el mayor número de noticias, programas en gran parte polémicos y mayoritariamente seguidos que, en cierto modo, pervierten la imagen de la televisión y hacen que, una vez preguntados, pensemos en ellos como «La Oferta» de televisión, cuando en realidad hay muchos más programas entre los que elegir.
Hasta ahí podría entender la actitud de los encuestados, pues es fácil dejarse llevar por esta confusión pero ¿por qué seguimos mintiendo cuando se nos pregunta por programas específicos? Una encuesta realizada por el mismísimo CIS afirma que la población española prefiere los documentales a la ficción, que aparece casi en último lugar de preferencia de los españoles, por debajo de informativos, películas o documentales. Y lo que es peor, las retransmisiones deportivas aparecen por debajo de todos estos programas. Si, esas mismas retransmisiones que congregan millones record en cada temporada y que cuestan a las cadenas contratos de derechos millonarios.
¿A quién hacemos caso? ¿Por qué se miente? ¿Acaso la española es una sociedad que se avergüenza de lo que ve en televisión, consciente de que no se trata de programas edificantes y ansiosa por querer otro tipo de productos, que saben que existen, pero no tienen ganas de ver? Algo de esto tiene que haber, porque otra explicación no se me ocurre. De ser así, parecería claro que la sociedad diferencia perfectamente entre programas educativos y edificantes de aquellos otros que son puro entretenimiento banal y en ocasiones de dudoso gusto, lejos de las opiniones de quienes creen que no tenemos la capacidad de discernir. Así las cosas, se trataría de una sociedad los suficientemente formada para discriminar y lo suficientemente libre para elegir, que no es un mal comienzo.
Tema interesante, es muy parecido al clásico «Me encanta la naturaleza, salir a pasear», y si comparas los centros comerciales con los parques y trozos verdes… jeje.