Es la comidilla de todos los críticos televisivos, de los que se dedican a ello profesionalmente y aquel que todo espectador lleva dentro: la serie de Telecinco Felipe y Letizia que se emitió anoche es ridícula hasta el punto de despertar la risa en quienes optaron por ver este biopic en lugar de la histórica Hispania o ¿siguen poniendo Las Chicas de Oro en TVE?
Lo más criticado de la serie, aparte de la «osadía» de mostrar escenas que no han sido hechas públicas y de las que nadie ha hablado jamás, como el primer beso de los Príncipes, la conversación privada entre Letizia y la Reina Sofía la noche que se conocieron o los intercambios de opiniones entre los Reyes en la intimidad de palacio, ha sido la exageración de algunos de los elementos de la caracterización de los personajes. Se habla del acento forzado de Marisa Paredes interpretando a la Reina, de lo que parece una imitación de fin de año del Rey Juan Carlos, muy poca naturalidad frente a la que casi todo el mundo considera una muy correcta actuación de Amaia Salamanca. Aunque, quizá lo más cómico de toda la entrega haya sido ver al rey con un chandal de Decathlon, algo que no ha pasado desapercibido para un espectador que hoy día está siempre alerta al más mínimo detalle.
El problema con la historia de los Príncipes de Asturias es que es demasiado reciente. Todos sabemos lo que ha ocurrido y lo opaco que es todo lo que no hemos visto, de ahí la dificultad de creer que las cosas que nos están contando sean verdad o una entrega más de los cotilleos de Sálvame.
Curiosamente, tanto en esta mini serie como en otras basadas en personajes famosos que hemos podido ver últimamente, me llama la atención la elección de actores muy reconocidos para interpretar a los protagonistas. Una tiende a pensar que, si vas a hacer una serie sobre personajes famosos, lo mejor es caracterizar a actores poco conocidos para lograr que el espectador solo piense en el personaje. Sin embargo, son numerosos los ejemplos en los que actores tan populares como los famosos a los que interpretan logran meterse en la piel de estos y, gracias a una extraordinaria caracterización, hacernos olvidar que ya les hemos visto, no solo interpretando a otros tantos, sino en las mismas revistas del corazón y programas por las que se han hecho reconocibles sus personajes.
Marisa Paredes, Juanjo Puigcorbé o la misma Amaia Salamanca son solo el último ejemplo de actores que todos somos capaces de evocar por sus obras anteriores y, sin embargo, ayer encajaban en sus papeles de forma extraordinaria, independientemente de los diálogos, situaciones o incluso vestuario que les tocara. Un excelente trabajo de equipo que merece la pena reconocer aunque luego el resultado final pueda ser discutible.
La verdad es que sí, y no es ninguna broma: he visto algunos fragmentos de la mini serie, y realmente pienso que podría funcionar como comedia.
Me he reído especialmente en una secuencia en la que la Leti se queda obnubilada mirando al príncipe con cara de «madre mía, pero qué listo y qué guapo eres», al más puro estilo Alaska y Mario Vaquerizo en Muchachada Nui.
Otras TV movies de este estilo y que parecen estar de moda me parecen sencillamente insufribles, esta vale la pena por el cachondeo.