La Unión Europea y los distintos órganos reguladores de cada país, se pasan la vida poniendo límites a la publicidad en televisión pero yo siempre he pensado que el mercado se acabará regulando solo. El constante aumento de la competencia, con la aparición de más y más canales, y las muchas posibilidades que la tecnología ofrece para ver los programas sin publicidad, están acabando con la eficacia publicitaria de las interrupciones clásicas y cada vez son más las ideas de las cadenas para atrapar a los espectadores con algo más que un buen programa o un programa morboso.
Empezaron ofreciendo información sobre la duración de los cortes, hasta el punto de que ahora sabemos que tocan más de diez o quince minutos simplemente cuando vemos que ni el presentador ni la cortinilla de turno informan de la duración de la pausa, y han seguido con el estreno de series sin interrupción, asegurándose de que la curiosidad inicial que puede llevar al espectador a sintonizar con un programa nuevo no se ve alterada por un corte publicitario, enganchándonos de forma sutil hasta el final del avance de la nueva entrega del programa.
Esta práctica, que hasta el momento solo se hacía con los programas nuevos, empieza a verse en otros productos, como el episodio de anoche de CSI, que apenas tuvo el primer corte justo antes de la cabecera y que luego siguió hasta el final por primera vez en mucho tiempo, si no en su historia. Un verdadero placer ver la serie así, una de las pocas que logro seguir en televisión y que ayer se hizo mucho más agradable.
La presencia de una televisión pública sin interrupciones está haciendo mucho daño a las audiencias de las privadas y la mejor manera de competir es ponerse el mismo traje y buscar el mejor equilibrio entre la oferta publicitaria necesaria para sobrevivir y cuidar al telespectador, que ya no acepta los mismos maltratos de antes.
Quiero creer que esto será tendencia y que mi idea de un mercado audiovisual autoregulado en términos publicitarios será el futuro, un futuro en el que todos saldremos ganando. Porque al final, sin telespectadores, la televisión no tiene nada que ofrecer.
Eso ha podido influir en que anoche Antena 3 emitiera dos o tres cortes publicitarios en el «previously» del capítulo de El Internado. Durante el resto del capítulo, un par de cortes «nada más»… pero lo impactante fue el comienzo.