¿Que moda es esta que tienen ahora en Telecinco de estirar y estirar los programas, salpicando la parrilla de diferentes ediciones de la misma cosa? Parecería que estén intentando explotar al máximo los datos que afirman, con toda lógica, que los espectadores no son los mismos por la mañana que por la tarde, por la noche o los fines de semana y así reducen su presupuesto al máximo, utilizando los mismos contenidos para diferentes programas que, al final, resultan ser los mismos pero con distintos presentadores y repartidos inteligentemente por la parrilla semanal.
Si no me equivoco, la primera de estas incursiones la hicieron con Sálvame Deluxe, trasladando el formato de las tardes a la noche del viernes. Continuaron con el Mira quién mira, que no era más que la misma cosa con la excusa de comentar los bailoteos del programa heredado de TVE, Mira quién baila. Cuando el final del programa dejó de justificar el nombre, cambiaron presentador y título y pasó a llamarse Resistiré ¿vale? y, a la vista del éxito, llegó a doblar su emisión nocturna.
Todos estos contenidos, que además rellenan gran parte del programa que Ana Rosa presenta en las mañanas, también sirven de ingrediente en las mañanas de los fines de semana, con las dos entregas de Vuélveme loca, que además se emite a diario en La Siete y que, desde ayer, nos anuncian los miércoles por la noche, tras el estreno de Tierra de Lobos.
Ah, y que no se me olvide Enemigos Íntimos, que ha pasado de ser monotemático a convertirse en una edición ligeramente remozada de Salsa Rosa, o La Noria que, pese a su alto contenido político-social, incluye una buena cantidad de tiempo dedicado al mundo rosa y amarillo.
Programación de bajo coste, reciclado de contenidos al máximo, reiteración de colaboradores y, lo que es peor, éxito de audiencia.
Aquí sólo se puede decir que Telecinco es una empresa gestionada admirablemente: mínimo coste, máximo beneficio.
Su función primordial es ganar dinero, como todas las empresas. Resulta que el producto que tienen se vende como churros. Resulta que ofreces el mismo churro partido por dos y doblas las ventas.
¿Qué más dará lo que esté emitiendo si todo el mundo lo ve? ¿Qué me importa que no tenga calidad, que sea difamatorio, que sea vulgar, que me critiquen en todas partes, si al final mis beneficios son inmensos? Y resulta que lo repito a otras horas y la gente sigue viéndolo. Pues más pondré. Encima gano más con los SMSs, politonos y demás zarandajas.
Si pones un canal que emite Pretty Woman las 24 horas y ganas dinero ¿por qué no hacerlo?
Suerte que hay otras ofertas…